domingo, 28 de julio de 2013

Ideas para tener una "ciudad saludable"

                               José Félix Oletta
 
 
 
 
 
 
Con motivo de la conmemoración de los 446 años de la Fundación de Caracas, el doctor José Félix Oletta, como Orador de Orden, pronunció el siguiente discurso  en el acto celebrado en la Plaza Brión, Chacaíto. 25 de julio de 2013. El doctor Oletta es  médico internista, profesor universitario, investigador y ex-titular  del Ministerio de  Sanidad (actual Ministerio del Poder Popular para la Salud) durante el segundo gobierno de Rafael Caldera.

 
 
Con humildad, en nombre de mi familia y personalmente, recibo la honrosa distinción de ser el orador de orden con motivo del 446· aniversario de la fundación de la ciudad capital de Venezuela. A la vez me siento gratificado como ciudadano, por la generosa designación que me ha hecho el Sr. Alcalde Metropolitano, Dr. Antonio Ledezma, designación compartida por el honorable Cabildo Metropolitano.
 
Esta celebración es motivo de una "fiesta por la convivencia, con libertad, paz, armonía y participación", como ha anunciado el Sr. Alcalde Metropolitano, pero también un reto, para "seguir luchando para hacer realidad los sueños que tiene la gente, de tener mejor calidad de vida" y de "promover la construcción de ciudadanía".
 
Sencillas palabras que resumen el compromiso de una aspiración común de las autoridades, los funcionarios, las organizaciones de la sociedad civil, las familias, en fin, los ciudadanos de la capital.
 
Pero, ¿cómo reencontrar el camino que nos conduzca como sociedad, a la convivencia pacífica, al respeto por las normas, a conciliar esfuerzos mancomunados para alcanzar objetivos, al respeto por los demás y por su forma de pensar?, ¿cómo superar las diferencias del pasado y del presente, alimentadas por los resentimientos, los prejuicios y la mutua descalificación?, ¿cómo superar los desencuentros por razones ideológicas? ¿Cómo avanzar más allá de la descalificación y el insulto que impide las mínimas condiciones que propician un diálogo? ¿Cómo romper el ciclo de mutua intolerancia que anula cualquier tipo de iniciativa y que ha impedido avances, para que la Gran Metrópoli siga avanzando como espacio digno para la vida de sus ciudadanos?
 
El primer paso, para salir de este ciclo involutivo y decadente, parece ser entender y descubrir el momento en que vivimos, que nos llama a la reflexión, al análisis de la compleja situación política, social, ética y económica y que nos impulsa a buscar con urgencia caminos y estrategias para romper la polarización y la exclusión; para explorar puntos de convergencia, ideas seminales, temas de común interés, de aproximarnos, libremente y con respeto, para estudiar los determinantes de los problemas que padecemos y que deterioran sin duda la calidad de vida de los habitantes.
 
Solo después de lograr acuerdos, para discutir temas fundamentales, podremos entrar a participar en una etapa de construcción de propuestas, integradas en un plan de desarrollo armónico de la ciudad. Solo así, estaremos ejerciendo una forma de ciudadanía más avanzada, más allá de la ciudanía nominal que nos reconoce la Constitución.
 
En este camino, un paso fundamental fue dado al proponer el Plan Estratégico Metropolitano 2020. Iniciativa de la Alcaldía Metropolitana de Caracas que parte de la premisa de mancomunar esfuerzos tendentes a hacer de Caracas una ciudad incluyente y equitativa que abarca la totalidad del AMC. Está concebido como un proyecto común, con participación de la comunidad, comprometido con el desarrollo sostenible de la ciudad, marco de referencia para una visión compartida de ciudad y un proyecto a futuro, orientado a la transformación de la ciudad. Hace falta un gran esfuerzo para socializar el Plan, para que los ciudadanos se adueñen del mismo, se identifiquen con sus propósitos, trasciendan la polarización, para convocar voluntades y compromisos, alineados en objetivos comunes. De impulsar esfuerzos, de darles continuidad, de articular las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos con los proyectos, la gestión de los gobernantes y la evaluación de los resultados.
Los problemas de gobernabilidad son el primer y principal obstáculo para la viabilidad de cualquier proyecto de planes de políticas públicas para la ciudad y en particular para diseñar y desarrollar un plan que abarque y beneficie a toda el Área Metropolitana. Así había sido identificado a finales de los años 90 y era una condición requerida para dar solución a los complejos desafíos de la ciudad de Caracas. Ese propósito no fue alcanzado en los últimos 15 años, por el contrario, fue desviado y hoy tenemos mayor fragmentación y parcelación de los órganos de gobierno, algunos de ellos con legitimidad cuestionada y apartadas del propósito del legislador constitucional, como por ejemplo, la creación de un nivel ejecutivo ejercido por un Jefe de Gobierno del Distrito Capital que usurpa las funciones y competencias de la Alcaldía Mayor.
Además, la polarización política ha impedido reiteradamente la coordinación de esfuerzos conjuntos entre la Alcaldía Libertador y las demás Alcaldías.
En este contexto, como ciudadano, como caraqueño, como profesor universitario y como médico, tengo el deber de contribuir con algunas ideas y experiencias para la discusión y el debate de políticas públicas en salud, para el Área Metropolitana de Caracas, que pueden ser articuladas en el Plan Maestro de la ciudad, con el objeto de lograr la calidad de vida que merecemos, por ejemplo:
¿Cuál es la situación de salud del Área Metropolitana de Caracas?
El modelo actual de provisión de salud del AMC se encuentra segmentado y fragmentado, con una considerable superposición de servicios entre diversos proveedores. A esto se ha sumado el sistema paralelo de salud Barrio Adentro a partir de 2003. Las fuentes de financiamiento no están unificadas y se están utilizando importantes montos extra presupuestarios. El gobierno central y muchos entes autónomos y descentralizados contratan y compran gran cantidad de servicios al sector privado de la salud. La inversión per cápita es inequitativa y es 60 veces mayor que la ofrecida a las personas que acuden a los servicios públicos de salud, que no supera 150 dólares per cápita por año. El gasto total en salud ha sido fluctuante e insuficiente. Esto ha afectado la asignación de recursos a los servicios de salud del AMC, muchos de ellos, hospitales que demandan equipos e insumos de alta tecnología de elevado costo. Algunos de estos hospitales son además centros de referencia nacional para la resolución de casos complejos que requieren equipos especializados.
Toda esta situación reproduce con creces en el Área Metropolitana de Caracas las carencias que ocurren en todo el territorio nacional.
La responsabilidad sobre las medidas de salud pública no están bien definidas y existen marcadas deficiencias y debilidades en los programas de salud pública nacionales y metropolitanos. Es el caso de los programas de control de enfermedades endémicas, que aun descentralizados a los estados y municipios dependen de la responsabilidad central del MPPS y finalmente han sido re-­‐ centralizados. Los montos de los recursos asignados a estos programas verticales son insuficientes y alcanzan a menos del 5% del presupuesto nacional asignado al ministerio de salud.
El programa ampliado de inmunizaciones es gestionado fundamentalmente por el MPPS y ha presentado serias deficiencias en su desempeño a nivel nacional y regional. A nivel del AMC en 2007, todas las coberturas de inmunizaciones, excepto BCG fueron subóptimas, tres de ellas por debajo del promedio nacional.
La vigilancia epidemiológica en el AMC ha sido sometida, desde 2007, a nuevos retos para la salud, como las enfermedades emergentes y re-­‐emergentes, es el caso de los brotes urbanos y periurbanos de enfermedad de Chagas agudo de transmisión oral. Los triatominos, vectores de la enfermedad, fácilmente atacan a los seres humanos en centros urbanos altamente poblados, con riesgo tanto en los barrios pobres periurbanos como en las urbanizaciones donde residen personas con mayor nivel socio-económico. Las investigaciones realizadas hasta el año 2005, identificaron que el 76 % de los especímenes de Panstrongylus geniculatus (una especie de chipo) capturados en los alrededores de Caracas y el estado Miranda, estaban positivos para Trypanosoma cruzi  (el agente causal de la enfermedad de Chagas) y 60 % tenían reactividad en antisueros humanos. Casi 41 % de los vectores que se habían alimentado con sangre humana también estaban positivos para T. Cruzi. Esto indica alto riesgo de transmisión vectorial en un área generalmente considerada como no endémica. En 2010 hasta la semana epidemiológica No 42, 10 % de los triatominos (P. geniculatus y T. maculata) capturados a nivel nacional fueron positivos a T. cruzi.
En cuanto al dengue, (el número de casos en el AMC en 2010 fue 10 veces superior a los ocurridos en 2009.
La carga creciente de violencia urbana y accidentes, (la tasa de homicidios en 2007 fue de 130 por cada 100.000 habitantes, casi tres veces más que la tasa nacional, en 2009 la tasa de homicidios superó los 233 homicidios por cada 100.000 habitantes, la más elevada en el Continente; en la adicción a drogas, el alcohol, el tabaquismo, el VIH-­‐SIDA y las enfermedades crónicas degenerativas se concentran elevados riesgos para la población del AMC.
Así mismo, el deterioro de las condiciones ambientales, la distribución y provisión continua de agua potable, la contaminación de las fuentes, depósitos y redes. La disposición de aguas residuales y las fallas en la recolección de residuos sólidos domésticos y disposición de basura, se suman a la deficiencia en el control de vectores y otras plagas. Como ejemplo la densidad de Aedes aegypti que ha alcanzado niveles muy elevados entre 10% y 15% de positividad en casas del Distrito Capital y superior a 20% en el estado Miranda. Se estima que la población de ratas en el área metropolitana ha alcanzado cifras 4 veces superior al límite tolerable.
La pobre gestión de los establecimientos de asistencia médica, está más debilitada por: el deterioro de la infraestructura, casi la totalidad de los centros de la red convencional fueron construidos hace más de 30 años, la carencia de equipos básicos y falta de mantenimiento, insuficientes insumos y medicamentos, deficiente gestión, insuficiente información y pérdida de los mecanismos de coordinación en la referencia y contra referencia de los pacientes. Todas estas deficiencias se han acentuado en los últimos 4 años aun cuando ha habido un incremento en la inversión de recursos financieros, mediante los que se emprendió la remodelación simultánea de plantas físicas e infraestructuras de los establecimientos de salud; las fallas en el cumplimiento de los cronogramas de obras, la improvisación, la corrupción, la falta de transparencia en la contratación y la ausencia de control y supervisión de las obras produjeron el colapso operativo de la gran mayoría de los servicios. En 2008 quedaron operativos menos del 50 % de los 84 quirófanos instalados y menos de 200 camas de cuidados intensivos en los hospitales públicos, cuando el estimado necesario es de 700 a 900 camas. Los problemas de infraestructura y dotación se han agravado en los últimos 3 años por la deserción de profesionales de la salud y por la escasa demanda de cargos de residentes para los postgrados clínicos. La población que acude a estos centros y el personal de salud expresan cada vez más la insatisfacción por la calidad de los servicios y las deplorables e inseguras condiciones de trabajo.
Los presupuestos de los hospitales públicos, son elaborados mediante la oferta y no por la demanda de servicios por la población, siguiendo criterios y patrones históricos. El 85 % se destina a gastos de personal, 15 % a gastos de insumos y medicamentos y poco o nada para equipamiento y mantenimiento hospitalario.
Los 17 hospitales del AMC trabajan sin coordinación entre ellos y sin coordinación con la red de 150 ambulatorios urbanos tipo I, II y III ni con la red de establecimientos del sistema paralelo BA. Estos Ambulatorios urbanos son pequeños, están en pobres condiciones físicas y su dotación y equipos de apoyo es insuficiente y no ha sido actualizada desde 1998. Los horarios de atención son limitados y no permiten la atención de las personas que deben ir a cumplir su trabajo. No proveen consultas a domicilio y organizan muy pocas actividades de educación y promoción de la salud comunitaria. Unos 250 Consultorios Populares de BA fueron abandonados hasta 2009 y requirieron trabajos para rehabilitarlos a partir de diciembre de 2009.
No se han construido nuevos hospitales generales, con excepción del Pérez de León II, en el sector público en los últimos 20 años, a pesar del aumento de la población, por lo que el número de camas hospitalarias disponibles (generales y de cuidados intensivos) es insuficiente. Para junio de 2005 el número de camas disponibles en hospitales públicos del AMC era de 3.271 lo que correspondía a una tasa de 15 camas por 10.000 habitantes, pero el número de camas operativas era de 5 por cada 10.000. (el estándar de OPS es de 40 por cada 10.000) En el caso de camas de cuidados intensivos el déficit es mayor, no alcanza a 1 por cada 10.000. Se estima un déficit de camas en hospitales públicos de 2.296 para el AMC (1.065 para el municipio Sucre 835 para Baruta, 206 para El Hatillo y Chacao 190), mientras que en el Municipio Libertador hay un exceso de 1.185 camas) La capacidad resolutiva de los ambulatorios se ha reducido tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. El personal médico y los recursos de tratamiento son limitados.
Las obras para el fortalecimiento y modernización de los hospitales del AMC, a partir de 2005 contaron con fuentes de financiamiento, pero los recursos no fueron ejecutados adecuadamente por parte del Ministerio de Salud. Este despacho incluyó en su plan operativo anual montos para afrontar la crisis de los servicios asistenciales de Caracas, pero no los ejecutó: “Por ejemplo, al proyecto de fortalecimiento de los servicios de salud de Caracas le habían asignado, en el presupuesto de 2006, 12,2 millardos de bolívares antiguos, de los cuales sólo se ejecutaron 3,3 millardos, es decir, 27%”.
La fuente de financiamiento de este proyecto provino de la Ley Especial de Endeudamiento 2006, basada en un préstamo del Banco Mundial. “De ese préstamo, el Gobierno venezolano, como consta en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Salud, renunció a continuar recibiendo un monto equivalente a 26 millardos de bolívares por incumplimiento del aporte nacional a que se comprometía en el convenio firmado”.
También en 2006, el Ejecutivo financió el proyecto Modernización de la Red Hospitalaria, que contaba con una asignación de 60 millardos de bolívares destinados a modernizar 30 hospitales públicos, entre ellos algunos de Caracas. “Y sólo ejecutó 36% de los recursos asignados”. Otro proyecto fue la modernización tecnológica de 44 hospitales, entre éstos 3 de la Alcaldía Metropolitana, (Etapa I de Barrio Adentro III) al que se le asignaron 966 millardos de bolívares y sólo se ejecutó 10%. Según las Memorias y Cuentas de 2006, 2007 y 2009 del MSDS y luego MPPS. En 2007 el 82% de lo asignado en el presupuesto ordinario del MSDS para obras en los hospitales no fue ejecutado. Además, se otorgó un Crédito Adicional 1,35 millardos para obras. En marzo de 2010 se aprobó un nuevo crédito adicional por 514 millones de bolívares para culminar obras. El monto total de estas erogaciones supera los 4.000 millones de bolívares y no se aprecian los resultados.
Se construyó a partir de 2003 una red de 543 consultorios populares, 43 Centros de Diagnóstico Integral y 2 Centros de Alta Tecnología en comunidades de bajo recursos económicos, orientadas a la Atención Primaria de Salud, y luego un conjunto de Centros de Diagnóstico Integral y Centros de Alta Tecnología, gestionados por la Misión Médica Cubana, con “cooperantes” que realizan ejercicio ilegal de la medicina, presuntamente para aumentar la cobertura ambulatoria de la asistencia médica. Todo este sistema paralelo recibe un importante flujo de recursos económicos que carece de auditorias y mecanismos de control. El sistema funciona sin integración técnico-­‐administrativa con la red de servicios del MPPS y con exclusión de médicos venezolanos. Desde 2008, se registró un importante deterioro de la infraestructura de los Consultorios Populares y deficiencias en su dotación. Así mismo, el abandono de muchos de ellos o el funcionamiento parcial de sus servicios se acentuó en 2009. En diciembre de 2009, más de 250 consultorios populares requirieron importantes obras de rehabilitación para que pudieran volver a funcionar.
Las deficiencias del sistema paralelo BA han provocado que el flujo de pacientes a los ambulatorios de la red convencional y a los hospitales continúe masivamente y las carencias de estos últimos han impulsado el desplazamiento de los pacientes hacia los hospitales y consultorios privados. La cobertura y demanda de servicios de BA en octubre de 2005 a nivel nacional fue de 17 % y a nivel del AMC fue de 65% ; en 2007 la cobertura de BA en el AMC solo alcanzó el 23% de la meta.
El porcentaje promedio de ocupación de camas hospitalarias hace 10 años era de 58%. En muchos hospitales del AMC este porcentaje fue menor, en el momento actual, este porcentaje se ha reducido y el número de camas operativas es insuficiente.
Las emergencias de los hospitales públicos y más recientemente, la de los hospitales privados, se encuentran saturadas por pacientes que prefieren acudir a ellos en vez de consultar a los servicios ambulatorios públicos que ofrecen servicios de pobre calidad y ofrecen pocas horas de servicio diarias, tanto en la red pública convencional como en la red de BA. Preocupa esta situación por la aglomeración de pacientes que acuden injustificadamente a estos centros; la atención en ellos es 5 veces más costosa que en los centros ambulatorios.
La consecuencia de todos estos factores es la persistencia de la iniquidad, de barreras en la universalidad en los cuidados de salud y la insatisfacción por la baja calidad de los servicios; las personas de menores recursos son excluidas de los servicios, porque hay barreras hacia el interior del sistema de salud, dada la ineficiencia, escasa calidad, pérdida de la operatividad y capacidad de resolución de las instituciones. El Gobierno Nacional introdujo, además, mayor iniquidad (iniquidad financiera) porque ofrece desde hace 5 años mayor cobertura de servicios (a un costo 60 veces mayor) a las personas con mayores recursos económicos (empleados públicos del gobierno central, institutos autónomos y otros gobiernos regionales y locales) que a los pobres, al contratar pólizas de HCM y maternidad que son satisfechas por el sector privado. También, la experiencia ha mostrado que los pobres hacen menos uso de los servicios ambulatorios de salud y que la demanda de atención por estos se produce solo como un último recurso hacia las emergencias de los hospitales.
Ante este complejo panorama, ¿qué podemos hacer para tener una ciudad saludable?
El Plan Estratégico Metropolitano 2020, en nuestra opinión, debe incluir entre sus propósitos: ”una ciudad saludable, que ofrezca las mejores condiciones para desarrollar la vida de sus ciudadanos, asegurando su adecuada atención en materia de salud y condiciones para su desenvolvimiento”.
Los componentes del plan de salud deben estar dirigidos a actuar sobre los principales determinantes de la salud de la población a saber: las condiciones del medio ambiente, los hábitos, patrones culturales y estilos de vida, los factores biológicos y finalmente, sobre la organización y calidad del sistema de provisión de servicios sanitarios. La resolución de muchos de estos problemas excede la competencia estricta del sistema sanitario que solo es capaz de resolver el 11 % de los problemas de salud que afectan la mortalidad. Mientras que los primeros, en conjunto determinan el 89% de la carga de enfermedades y riesgos de salud de la población.
Por esta razón, cualquier plan integral de salud debe atender los determinantes no asistenciales de la salud mediante acciones intersectoriales y multidisciplinarias. La transición sanitaria del país y de la AMC es compleja, con carga rezagada de enfermedades propias de países subdesarrollados, aun no resueltos, coexistiendo con los problemas de salud de las sociedades postindustriales.
Desde el punto de vista epidemiológico, las prioridades de un plan de salud están dirigidas a: la reducción de la mortalidad infantil y materna; a la prevención y control de enfermedades: enfermedades endémicas (VIH‐SIDA, tuberculosis, dengue); prevención y control de enfermedades prevenibles por vacunas y a la atención integral de enfermedades crónicas y catastróficas. Así como también a la reducción de la morbi‐mortalidad por accidentes y hechos violentos.
La vida de las ciudades de crecimiento rápido y mal planificadas aumenta la vulnerabilidad de la gente a varios riesgos: ambientales (contaminación química o biológica del aire, el agua, la tierra), relacionados con la seguridad (de los peatones, vehículos automotores, ocupacional), sociales (violencia, abuso de sustancias psicotrópicas y otros comportamientos peligrosos, epidemiológicos (enfermedades transmisibles y no transmisibles, relacionadas con el hacinamiento y el saneamiento inadecuado) y los desastres (terremotos, inundaciones y deslaves como ha sido en nuestro caso). La OMS celebró el 7 de abril de 2010 el día Mundial de la Salud, dedicado al lema “la urbanización y la salud”, para destacar los efectos de la urbanización sobre la salud colectiva e individual. El concepto de ciudad saludable nació en Toronto, Canadá en 1984, enfocaba la salud, más allá de los servicios de salud.
Un plan de salud para la AMC está enmarcado en las políticas sociales de desarrollo local, dirigido especialmente a grupos de edad, ciclo de vida, enfoque de género, individuos, familias y comunidades sanas y requerirá acciones de promoción y educación para la salud, prevención, recuperación y rehabilitación. Requerirá convenios de gestión intersectorial y participación de la sociedad.
La OMS ha desarrollado una lista de seis características que todos los Proyectos de Ciudades Saludables tienen en común cuya fuente es el documento: “Veinte etapas para el desarrollo de un Proyecto de Ciudad Saludable”:
1. Se basan en un compromiso por la salud.

2. Requieren decisiones políticas a favor de la salud.

3. Generan una acción intersectorial a través de la colaboración, el trabajo en
equipo y la formación de asociaciones dentro y fuera de los gobiernos municipales.

4. Subrayan el valor de la participación ciudadana.

5. Su trabajo se enmarca en un proceso de innovación.
6. El resultado de un Proyecto de Ciudad Saludable es una política pública de salud.
El compromiso del modelo de Ciudad Saludable con un enfoque holístico del problema de la salud debe ser decidido y sin vacilaciones. Gracias a que el proyecto se inscribe dentro del sistema administrativo local, las personas que trabajan en él consideran que han aumentado las posibilidades de situar los temas de salud en el primer plano del sistema de toma de decisiones a nivel político.
Será necesario para avanzar cualquier plan de salud del AMC:
1. La definición de roles y competencias del MPPS, la Vicepresidencia de la República, La Autoridad Metropolitana, la Alcaldía Mayor del Área Metropolitana, el estado Miranda y las 5 Alcaldías, (Libertador, Baruta, El Hatillo, Chacao y Sucre).
2. Un acuerdo marco de participación de las mencionadas entidades geopolíticas para desarrollar el plan de salud que contemple el diseño, gestión, operación y control de la red de cuidados de salud del AMC.
3. Los acuerdos específicos para implementar sub proyectos para el fortalecimiento y desarrollo institucional del sector salud por cada una de la unidades geopolíticas participantes y la definición de las responsabilidades de cada una de ellas en la implementación de los respectivos subproyectos, por ejemplo, la coordinación del financiamiento, la procura y los desembolsos; la supervisión de acuerdo a manuales operativos, los indicadores de desempeño y provisión de servicios que se aplicarán a la red.
4. La identificación de las fuentes de financiamiento y asignación de recursos para los bienes, obras y servicios de los respectivos proyectos.
¿Cuáles son las bases de la propuesta?
Para cumplir con el mandato constitucional el MPPS deberá asumir a nivel nacional, eficientemente, el compromiso de hacer posible el acceso al derecho a la salud para todos.
Para eso será necesario aprobar la nueva ley del sistema de salud, que deberá unificar los servicios de salud, mediante una red integrada y descentralizada de prestaciones definidas, claras competencias nacionales, estatales y municipales y alta participación ciudadana.
Deberá cumplir con los siguientes objetivos:
1. Fortalecer las intervenciones de salud pública.
2. Integrar la provisión de servicios actualmente fragmentados.
3. Integrar las diversas fuentes de financiamiento público de los cuidados de la 
salud, de modo que el organismo que financie los servicios sea diferente al 
organismo que provee los servicios.
4. Construir las política de formación y desarrollo de los recursos humanos en 
salud con estándares de calidad.
5. Regular y garantizar los productos, las tecnologías y los medicamentos.
El objetivo general del plan de salud a nivel del AMC a mediano plazo, será contribuir con la mejoría del estado de salud de la población beneficiada.
A nivel del AMC el plan deberá asumir las siguientes líneas estratégicas:
1. Apoyar el desarrollo de un sistema integrado de provisión de salud, descentralizado y sustentado en una nueva organización mancomunada, entre los diversos municipios participantes, mediante acuerdos de financiación y gestión.
2. Implementar el plan en fases que tomen en cuenta las diferencias entre las diversas zonas del AMC, las diferentes municipalidades, los déficits de infraestructuras de servicio, las diferencias en el estado de salud de la población entre las municipalidades, los niveles de descentralización y de organización de los cuidados de salud.
3. Promover y desarrollar las estructuras de participación comunitaria.
4. Elaborar los nuevos modelos de gestión y los instrumentos y procesos para 
mejorar la operación de la red de servicios de salud del AMC.
5. Aumentar la capacidad de respuesta del sistema de asistencia médica ambulatoria y de hospitalización, ajustadas a las necesidades epidemiológicas y demográficas y el crecimiento de la ciudad en los próximos 10 años.
El diseño e implementación del Plan de Salud del AMC requerirá en cada uno de los municipios participantes:
1. El enfoque epidemiológico para estimar la carga de enfermedades en las áreas pilotos seleccionadas para definir prioridades.
2. La definición de las intervenciones de salud propuestas sobre la base de análisis costo-­‐efectivos.
3. La evaluación de las redes de servicios de salud, en particular, su organización y estructura de gestión, la disponibilidad de servicios públicos y privados, la ubicación geográfica de los establecimientos, la composición del personal, la utilización de los servicios por niveles de cuidados, la población servida y otros factores.
El Plan deberá consolidar la descentralización política y administrativa del sistema de salud del AMC siguiendo los lineamientos nacionales de la política pública en salud.
Para ese fin :
1. Establecerá la red de servicios de salud para la completa provisión de los mismos.
2. Mejorará la asignación de recursos y la gestión financiera.
3. Implementará protocolos de gestión de calidad total.
4. Promoverá la modernización de los organismos e instituciones participantes, 
mediante la re ingeniería de la organización, las estructuras y procesos. Así como el desarrollo de la capacidad de gestión de los equipos de trabajo.
La población a beneficiar representa el 70 % de la población del AMC (2.221.800) y el 7,95 % de la población de Venezuela.
En Conclusión:
1. El Plan de Salud para el AMC “Caracas, una ciudad saludable” debe ser una de las líneas fundamentales del Plan Estratégico Metropolitano 2020. Para lo que reclamo: deberán restituirse las competencias de gestión de la Alcaldía Metropolitana.
2. Debe sustentarse en un compromiso de las autoridades para desarrollar una política por la salud.
3. Requerirá convenios de gestión intersectorial y
4. La participación comprometida de la sociedad y los ciudadanos.
Estoy convencido, ser como ciudadano, parte del Plan Metropolitano de Caracas 2020, es una manifestación más de la esperanza que tenemos en rescatar la democracia perdida en nuestro país.
Señores, culmino estas ideas con el poema de José Ignacio Cabrujas dedicado a Caracas, que de algún modo nos recuerda los retos que debemos superar para tener algún día una ciudad para la vida.
¨Conviene recordar a veces
Que se trata de un valle y de unas gentes
Y de un lugar de paso
Que nadie vino a quedarse demasiado
Porque todos los carteles que medían la distancia
Hablaban de exilio y mientras tanto
Que las casas se entendían en los planos
Con esa facilidad de los cuadrados
Que no hubo un ser con imaginación de triángulo
Que fue un lugar de obstinados terremotos
Que Catedral fue un por decir y no una torre
Que eran hombres de prisa
Y que cualquier constancia partió de una derrota
Conviene recordar que fue ciudad de locos
Al norte de una empresa
. Que entrar en ella era bajar de la montaña
Y que todo iba a ser mejor mañana
Que una cosa antes de ser, se parecía
Así la gente, así la música
Así esta historia
Siempre al norte, mientras tanto y por si acaso¨.


José Ignacio Cabrujas, circa 1978.



Señores, muchas gracias por su atención.

viernes, 19 de julio de 2013

La autonomía perseguida


                           JUAN JOSÉ RACHADELL (*)

                           MARCO TULIO MENDOZA (**)

 

 

“nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas:

doblan  por  ti”.

                                                                      (John Donne, poeta inglés 1624)

                                                                                                         

La autonomía, como principio que brota del mismo individuo y las instituciones por él creadas, tiene por pilar de sustentación la libertad, entendida  esta como la oportunidad de ser mejores, crear, desarrollar, decidir y hacerse responsable de las consecuencias y  ella existe donde la inteligencia y el valor consiguen vencer a la fatalidad y en donde los límites de acción los definen los derechos  justos del colectivo y no los intereses e imposición de un  grupo de poder.

Las bases ideológicas y políticas del actual gobierno, acarrean indispensablemente la concentración del poder y como derivación de ello, la eliminación sistemática y progresiva de las autonomías (institucionales, administrativas, académicas, económicas,  gremiales, comunicacionales, etc.)

Manifestación fehaciente del proyecto de destrucción de autonomías institucionales por parte del gobierno, es la pérdida de la división e independencia de los  poderes públicos nacionales: Poder Judicial, Poder Contralor, Poder Electoral, Poder Legislativo, los cuales están sometidos desde hace tiempo a acatar directrices políticas partidistas del gobierno central, quien ha llegado al extremo de mantener, a algunos de ellos, deslegitimados por el incumplimiento de las “formas” constitucionales (designación de titulares, renovación por períodos vencidos, etc.), con la finalidad de garantizar su control.

Dentro del espíritu  de concentración administrativa del Poder, se pretende revertir  todo el proceso de Descentralización, el cual se expresaba en la creación y ejercicio de las  autonomías regionales y locales, considerándose, por sus resultados y alcances,  un gran logro de la Democracia consagrado en la  actual Constitución refrendada por el pueblo venezolano.

Formas perversas de esta acción destructiva las encontramos en la creación  de entidades y organizaciones paralelas de gobierno regional, las cuales,  amén de incrementar la burocracia tarifada, quitan recursos legítimos de los estados, dificultan los procesos de planificación, organización y gobernabilidad de las entidades estadales legítimamente instituidas por la votación popular.

De notoria actualidad  resalta el ataque destructivo de la autonomía de  las universidades  y otras instituciones de educación superior, las cuales están sometidas desde hace años a  la violencia, al  cerco económico y vejámenes, destinadas a  controlar, someter y doblegar su espíritu libertario y su conciencia crítica, madeja de su esencia existencial.

Dentro de estas políticas gubernamentales se enmarca también, el plan de control estatal de la economía, a fin de someter la iniciativa y la capacidad privada como fuerza viva beligerante de una nación, de allí el control de cambios, los decretos de expropiación en sectores productivos, los cercos impositivos  y legales que hacen de cualquier iniciativa un calvario de  tramitaciones burocráticas,  consecuencias  inevitables:  una corrupción galopante y generalizada,  cierre masivo de industrias, la caída y fuga a otras naciones de nuevas inversiones, la destrucción de fuentes de trabajo, desempleo, derrumbe de la producción agropecuaria, manufacturera e industrial, desabastecimiento, inflación (de la más grande del mundo) unido a estancamiento económico (estanflación), devaluación sostenida de la moneda, determinando la caída del poder adquisitivo , empobrecimiento  fulminante y el  deterioro de la calidad de vida.

En la lógica política del gobierno, es indispensable la imposición de un pensamiento único “socialista”, para cuyo establecimiento se implementó un aparato compulsivo de creación de medios masivos de comunicación (radios comunitarias, canales televisivos, periódicos revistas, medios electrónicos, etc.) y el abusivo cierre y multas de medios de comunicación independientes privados, bajo cualquier pretexto, amparados en un legado jurídico sancionado explícitamente para la dominación y las interpretaciones complacientes. No podía faltar a lo anterior, la coacción, amenazas, persecución y judicialización de periodistas disidentes  ideológicos.

 Pretendiendo en el tiempo la consolidación de  una ideología hegemónica, el gobierno implementó modificaciones curriculares de contenidos y asignaturas en el sistema de educación preescolar básica y diversificada, cuya instauración plena la ha impedido responsable y valientemente la sociedad civil venezolana.  “Con mis hijos no te metas”.

La libertad democrática de las organizaciones gremiales y sindicales legítimamente constituidas ha sido estratégicamente atropellada a través de su desconocimiento, interviniendo con dictámenes judiciales sus procesos eleccionarios, llegando a la persecución y hasta criminalización de líderes laborales y creando  organismos sindicales oficialistas a los cuales se les da representación que no lograron por vía electoral.

En definitiva, el verdadero objetivo de esta Revolución es la eliminación de la democracia como mecanismo de convivencia política y la instauración a través de todas las artimañas pensables de un régimen totalitario, cuyo ejercicio participativo de las comunidades está centrado primordialmente en un sistema de control político partidista, copiado inescrupulosamente de experiencias fracasadas en lo económico y social de regímenes comunistas (Cuba y la extinta URSS).

Asistimos a 15 años de destrucción, en lugar de construcción, de haber dilapidado la más grande oportunidad económica y social de América Latina, de haber desmantelado o minimizado nuestro aparato productivo manufacturero, agropecuario e industrial, incluyendo nuestra empresa petrolera,  de haber presenciado el endeudamiento astronómico  injustificado de nuestra patria  comprometiendo el  presente y futuro de varias generaciones, cuya única consecuencia visible  ha sido la creación de los sistemas de corrupción masiva institucional y la aparición de una boliburguesía escandalosa.

En esa política nacional se insertan los acontecimientos devenidos y por venir en el estado Lara, como la ejecutoria de medidas administrativas en contra de personas, edificaciones e instituciones.

Argumentando una diligente preocupación que no demuestran en el mantenimiento de estructuras viales, turísticas, culturales, deportivas,  y hospitalarias,  el gobierno central exhibe desbordada eficiencia  con tomas  militares de instalaciones larenses, acciones altamente publicitadas para intentar distraer el desastroso manejo de la economía, y de los urgentes problemas del país (delincuencia, desabastecimiento, inflación, vivienda, salud, servicios  públicos, corrupción, etc.) ante los cuales ha demostrado, falta cómplice de interés, incapacidad e ineficiencia.

Guardando las distancias y los tiempos, con la toma del icono larense “La Flor de Venezuela”  y tantos otros despojos  en  nuestra patria, vale la pena remembrar un incidente protagonizado el 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la universidad de Salamanca, por  el General franquista símbolo del fascismo español, Millán Astray, quien escoltado por sus legionarios armados con metralletas y  atizando las arengas de “viva la muerte”,  “muera la inteligencia” y “exterminen a los militantes de la anti-España” (el País Vasco y Cataluña),  encontró respuesta en la figura digna del rector de la Universidad, Miguel de Unamuno, de 72 años, filósofo y novelista, a quien  ante los pronunciamientos del soldado extremista  sentenció entre otras cosas:  “Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir  y  para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha.”.

Es el momento, ante la grave situación que se nos presenta, de tomar conciencia de nuestra responsabilidad como ciudadanos  pertenecientes a un país democrático que proporciona   medios y maneras de lucha para defender los derechos constitucionales.

Es el tiempo de la acción responsable y la valentía justiciera  que siempre nos ha caracterizado como pueblo, para encontrar la dignidad del Presidente electo de Venezuela, Dr. José María Vargas,  ante  el oficial Pedro Carujo, jefe del batallón Anzoátegui quien al arrestarlo dentro del acto inconstitucional ignominioso de la “Revolución de la Reforma” le gritó: "El mundo es de los valientes", de lo cual disintió el mandatario: "No, el mundo es del hombre justo; es el hombre de bien, y no del valiente, el que siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la tierra y seguro sobre su conciencia".

Remembrando y  adecuando a nuestras circunstancias las palabras de la  sultana Aixa  a su lagrimeante hijo  Boabdil, último  Emir  de Granada (1482-1492) ante la perdida y  entrega del reino, podemos  sentenciar:

«No lloremos  como esclavos, la libertad que no supimos defender como ciudadanos».

 

   (*)     Abogado. Profesor de Derecho Constitucional UCV y UCAB. Ex-Senador. Ex-Procurador de la República
  (**)    Médico Psiquiatra. Profesor Universitario. Ex-Decano de la Facultad de Medicina UCLA.                     

 

 

lunes, 8 de julio de 2013

Afirmación de lo femenino en la Historia de Venezuela


                                                                                                  INÉS QUINTERO


Del 19 al 21 de junio de este año el Colegio Venezolano de Neuropsicofarmacología organizó y realizó en Barquisimeto las VIII Jornadas de Actualización en Psicofarmacología y la I Jornada de Salud Mental de la Mujer. La Conferencia Magistral del evento estuvo a cargo de la destacada historiadora Inés Quintero Montiel. Doctora en Historia, Profesora Investigadora en el Instituto de Estudios Hispanoamericanos y Coordinadora de la Maestría de Historia de Venezuela de la Universidad Central de Venezuela, así como Individuo de Número de la Academia de la Historia entre sus muchos títulos de su abultado currículo, la Invitada Especial de estas Jornadas dictó la conferencia que publicamos a continuación con su expresa autorización. Es tanto nuestro deseo como el suyo abrir un diálogo sobre este importante tema, por lo cual invitamos a los lectores a participar con sus comentarios.
 
"En la edad en que la muchacha pareciera apta para las letras y el conocimiento de las cosas, comience por aprender aquellas que al cultivo del alma pertenecen y las que conciernen al régimen y gobierno de la casa. Aprenderá nuestra doncella el arte de la cocina, no de la cocina tabernaria, sórdida, de manjares inmoderados para el consumo de muchos, sino aquel arte de cocina sobria, limpia, templada y frugal con que aderece la comida a su padre y hermanos mientras permanece en su doncellez, y una vez que estuviere casada, a su marido y a sus hijos, porque así granjeará no poca estima de los unos y de los otros.”

Estas y muchas otras recomendaciones, fueron escritas por el filósofo y humanista  del siglo XVI, Juan Luis Vives y forman parte del libro titulado La formación de la mujer cristiana, cuya finalidad fue organizar los principios que debían regir la educación de la mujer y divulgar las normas y preceptos que le sirvieran de guía para mantenerse dentro de la senda del Señor. Estas normas de comportamiento fueron ampliamente difundidas en España y en América a través de la misma obra de Vives y de los devocionarios y materiales de instrucción que normaban la educación de la mujer.

En el mismo libro de Vives se puede leer otra máxima fundamental en el proceso de formación y educación de las mujeres: la sujeción al hombre.

Al respecto la sentencia del teólogo valenciano es elocuente:

 

La Naturaleza, maestra sapientísima, nos dio a entender que al macho incumbía la defensa y a la hembra la docilidad en seguirte, y buscar cobijo en su tutela, y mostrársele complaciente y mansa por vivir con más comodidad y seguridad” 

 

La conclusión es lógica:

 

“La mujer casada amará todos los estudios que cultive su marido, los admirará, para todos tendrá respetos y asentimientos, dará fe a todo lo que el dijere, aun cuando contare cosas inverosímiles e increíbles; reflejará todas las expresiones de su rostro; si se riere, ella reirá, si se entristeciere, se le manifestará triste. En ninguna cosa se prefiera a su marido, téngale por padre, por dueño, por mayor y mejor que ella, y así lo crea y así lo diga”.
Este predicamento era compartido por otros teólogos y pensadores de la época, inspirados en las mismas fuentes que Vives: las Sagradas  Escrituras. El mandato, por tanto, no era un capricho proveniente de los mortales sino del Altísimo. En obras anteriores a la de Vives como el Jardín de Nobles Doncellas escrito por el padre agustino Fray Martín de Córdoba finalizando el siglo XV o en el conocido y muy difundido libro de Fray Luis de León,  La Perfecta Casada publicado en 1583, se pueden leer exactamente los mismos preceptos.

Estas consideraciones acerca de la mujer y su lugar en la sociedad, no fueron obra exclusiva de los seguidores de la palabra del Señor en los siglos XV y XVI; también entre los voceros más calificados de la ilustración dieciochesca, entre los defensores de la igualdad y la libertad, como Juan Jacobo Rousseau, se compartía la idea de que la mujer debía estar sujeta al hombre. El marido, afirmaba Rousseau, debía estar en condiciones de supervisar la conducta de su esposa, porque es importante para él asegurarse de que los hijos a los cuales está obligado a reconocer y mantener, han sido realmente engendrados por él.

Podríamos seleccionar muchas otras afirmaciones o comentarios sobre la mujer en las obras de Voltaire, Montesquieu, Locke y otros autores emblemáticos del movimiento de la Ilustración y nos encontraríamos con una concepción bastante uniforme respecto a la conveniencia de que la mujer se mantuviese alejada de  la plaza pública y se dedicase al cuidado y atención de los asuntos domésticos, bajo el ala protectora de su padre o de su esposo.

Tampoco nuestros propios ilustrados, los promotores y defensores de la revolución de independencia tuvieron en su agenda o mostraron particular preocupación por discutir o transformar este parecer inamovible sobre la condición de la mujer y el lugar que debía ocupar en la república.

Frente a la presencia inevitable de las mujeres en medio de los desajustes que produjo la guerra de independencia, fueron muy cautos los patriotas a la hora de propiciar la actuación y el compromiso de las mujeres con la causa revolucionaria. Se ocuparon más bien de saludar su apoyo en las labores propias de su sexo: ayudando a los enfermos, contribuyendo en la preparación de sus alimentos, elaborando sus vestidos o, en el mejor de los casos, encomiando sus sacrificios a favor de la patria, pero siempre teniendo muy presente las virtudes que debían adornar a una mujer de bien: sumisión, obediencia, magnanimidad, generosidad. Simón Bolívar en más de una ocasión manifestó su parecer al respecto. En sus cartas a María Antonia, su hermana, no solamente le ordenó que no se metiese en política, también le manifestó sus reservas respecto a que, como mujer, pudiese atender con solvencia la administración de los bienes y el patrimonio familiar. El lugar adecuado era la casa, lejos de la plaza y la faena pública.
Emilio Mauri: Luisa Cáceres de Arismendi

Al concluir la guerra, el inmenso compromiso que representaba construir una nueva nación, necesitaba mujeres republicanas que estuviesen atentas y fuesen respetuosas del lugar que debían ocupar en la sociedad. En todos nuestros países se publicaron manuales de urbanidad y enseñanza moral que nos remiten a las máximas de los teólogos y filósofos del siglo XVI

Uno de los primeros manuales que se publicó en Venezuela durante el siglo XIX y que tuvo amplia difusión como catecismo de educación republicana fue la obra Lecciones de buena enseñanza moral, publicada en 1841 por Feliciano Montenegro y Colón, fundador de uno de los primeros colegios laicos privados en Venezuela.  El manual de Montenegro decía así:

 

 “…convendría que los  padres recordaran a sus hijas que para llevar sus futuros deberes están obligadas, ante de todo, al aprendizaje de los oficios caseros anexos a su condición, sin desdeñar el conocimiento de los inferiores (…) no merecen este título (el de esposas) las ociosas y descuidadas; y que con preferencia a la hamaca y a la ventana, deben ocuparse del aseo de sus casas y en varias minuciosidades que no son de olvidarse”

 

Poco tiempo después se publicó  otro importante libro que se convirtió en EL MANUAL,  me refiero al Manual de urbanidad y buenas costumbres para uso de la juventud de ambos sexos escrito por Antonio Carreño en 1852 el cual además de tener numerosísimas ediciones en Venezuela no sólo durante el siglo XIX sino también en el XX, también se publicó en Colombia y otros países de América Latina. El discurso era muy similar.

Oigan lo que dice el Manual de Carreño:

 

 “En la mujer es el orden más importante que en el hombre…su destino la llama a ciertas funciones especiales, en que necesariamente ha de ser el orden su principal guía, so pena de acarrear a su familia una multitud de males de alta trascendencia. Hablamos del gobierno de la casa, de la inmediata dirección de los negocios domésticos, de la diaria inversión del dinero y del grave y delicado encargo de la primera educación de los hijos, de que depende en gran parte la suerte de éstos y de la sociedad entera”.

 

Esta misma orientación, esta misma manera de entender la vida femenina, esta forma de normar la existencia y actuación de la mujer en la sociedad era la que se reproducía en la educación formal, en las escuelas para niñas, fuesen estas laicas o católicas,  públicas o privadas. Estaba dispuesto un formato educativo que establecía una misma cartilla para las niñas que serían futuras esposas. Las que tenían la fortuna de ir al colegio se educaban en las siguientes asignaturas: Lectura, Doctrina cristiana y urbanidad, costura, escritura, bordado, gramática castellana, aritmética, dibujo, geometría, historia sagrada y profana, Religión y moral.

El dispositivo tenía  un complemento perfecto: la prensa, los artículos dirigidos a la mujer en los periódicos locales, en los nacionales, en las revistas para las damas. Un ejemplo extraído de un periódico de Barquisimeto, en el occidente de Venezuela, puede ser útil. Allí se publicó un artículo titulado “Máximas de una madre  para la felicidad de su hija”, apareció en julio de 1887.

Una mínima selección del artículo dice así:

 

“Acostúmbrate como mejor puedas al género de vida que más convenga a la persona con quien te has unido. No amargues los ratos de su recreo y descanso con la relación de disgustos domésticos. Busca aquellas ocupaciones que más agradables le sean y que más importancia y valor te den a sus ojos, prefiriendo a todas el gobierno doméstico, que es el verdadero imperio de la mujer”

 

En El Cojo Ilustrado, la más importante publicación cultural de Venezuela desde que se fundó en 1892 hasta que desapareció en 1915, se publicaban frecuentemente entregas acerca del ser femenino. Una de estas la firmaba Nicanor Bolet Peraza, escritor costumbrista venezolano. La primeras dos líneas son  suficientemente elocuentes:

“La mujer venezolana pertenece toda al hogar. Del dintel de su casa para afuera, no tiene jurisdicción alguna; pero del umbral para dentro es soberana”

 

Luis López Méndez, ensayista, crítico literario y  también diplomático, vinculado a las corrientes del positivismo, explicaba científicamente el origen de la inferioridad femenina y la razón por la cual el espacio de su actuación debía estar limitado al reducido círculo de la vida doméstica:


“…el cerebro de una mujer pesa una décima parte menos que el del hombre, a lo que deberá agregarse que las diversas regiones cerebrales no aparecen igualmente desarrolladas: en el hombre lo está la región frontal y en la mujer la lateral y posterior. Además el occipital de esta última se dirige horizontalmente hacia atrás; todo lo cual ha llevado a la conclusión de que la mujer es un ser perpetuamente joven que debe colocarse entre el niño y el hombre.”

En consecuencia, no pueden las mujeres discurrir sobre temas profundos porque su cerebro no le permite semejante exigencia. Conténtese entonces con saber leer, escribir y contar, bordar, coser, cocinar y bien administrar, lo demás bien podría darles lucimiento, pero también podría resultar un inconveniente para su estrechez mental o, en el peor de los casos, un estorbo para la sociedad.

Inspirándose en Fray Luis de León y su clásica obra La Perefecta Casada otro autor recomendaba a las esposas del siglo XX que tuviesen de modelo a las hormigas: para construir un hogar confortable, agradable, risueño, alegre, claro, íntimo y limpio. Deben esmerarse, además, en la atención del marido: tener siempre prestas sus zapatillas, planchadas sus camisolas, la ropa en sazón, nítidas las botas, los condumios preparados, los cigarros a la vista, las flores en la mesa y la sonrisa en los labios (Ecos de Gloria, 1931). La columna tenía como título “Tratado de la Perfecta Novia”.

Podemos seguir extrayendo referencias del mismo signo y contenido que reiteran hasta el cansancio las máximas de sabios, filósofos y teólogos, pasando por la preocupada madre barquisimetana hasta llegar a los preceptos que de manera inconmovible se sostienen en las primeras décadas del siglo XX, en las páginas de la prensa, en los manuales, en los programas escolares. Virtud, modestia, discreción, eubolia, eutrapelia, entrega al marido o a Dios, es lo que se exige a las mujeres sin mayores variaciones.   

Durante la década del treinta, de manera tímida, aislada y prudente, se ventilan por la prensa ideas que advierten un sutil cambio en el discurso, sin cuestionar en ningún caso el ideal fundamental de mujer-madre-esposa y sin modificar el mandato de la virtud. El cambio se refiere, básicamente, a la posibilidad de un cierto tipo de trabajo femenino fuera del hogar y a discurrir acerca de las ventajas que tendría ampliar los contenidos de la educación dirigida a la mujer, de manera que estuviese en capacidad de sortear las demandas del momento.

La formación de la mujer es, pues, una materia por resolver, pero también lo es la de aceptar la idea de su profesionalización, aunque sea en determinadas carreras: aquellas que se ajustan a su sexo. La carrera de farmaceútica, por ejemplo,  es una de ellas. Valga traer a colación las ventajas que se le asocian:"…La Farmacia es una profesión sedentaria, lo cual se adapta a su organismo y no entra en contradicción con la vida hogareña, sus funciones pueden perfectamente ser dominadas por la inteligencia de la mujer, las manos pequeñas y ágiles de las damas están hechas para manejar el granatorio, la espátula y las medidas de cristal; sus dedos para tornear píldoras, doblar papeletes y rotular los envases. Como la mujer posee un alma artística, la dispensación de los medicamentos resultaría con la elegancia y la belleza que reclama la Farmacia del ejercicio profesional" (Progreso y Cultura, 1930).

Se puede aceptar, entonces, que las mujeres salgan del hogar a realizar oficios que no están en contradicción con los alcances de su inteligencia y que se ajustan de manera natural con sus peculiaridades fisiológicas. La defensa del trabajo femenino y la idea de ampliar el espectro de su formación pretenden salirle al paso a los nuevos tiempos, pero sin desmontar el modelo establecido desde antiguo. Debe educarse a la mujer para que no se extravíe de la senda de la virtud en épocas de mayores tentaciones y peligros; igualmente es oportuno fijar el tipo de actividades que puede desempeñar fuera del lindero del hogar.

No hay disensiones. Desde tiempos remotos la cartilla luce inconmovible, sin matices: todas las mujeres debían comportarse de la misma manera, sin diferenciaciones sociales, ni locales, ni civiles: casadas, viudas, doncellas, ricas, pobres, mestizas, negras, indígenas, tenían el mismo mandato: cumplir con sus deberes de esposas, obedecer a sus maridos,  dedicarse a los asuntos propios de su sexo, entregadas al cuidado de sus hijos, a la administración del hogar y a ocuparse de aquellos oficios que no estuviesen en contradicción con el mandato de la virtud.

El problema es que la realidad dista mucho de ser tan uniforme e inconmovible como el mandato sobre el  lugar y comportamiento de la mujer en la sociedad.

Los estudios acerca de la vida femenina, las acuciosas, apasionantes y detalladas investigaciones que se han hecho sobre la historia de las mujeres aquí y en la mayoría de nuestros países en las últimas décadas,  han dejado al descubierto la fortaleza,  uniformidad y éxito de este discurso referido a la mujer a lo largo de los siglos.  Pero, al mismo tiempo, han demostrado de manera elocuente y con la misma fortaleza y contundencia  cuán distante han estado las mujeres de esta prédica inamovible. Hoy, luego de las investigaciones realizadas resulta sencillamente imposible sostener que la vida de las mujeres ha estado o estuvo circunscrita de manera exclusiva o de manera preferente o fundamentalmente a la administración del hogar, al cuidado de los hijos y  a la atención del marido. La realidad es terca y las mujeres también. No hay manera de establecer una relación directa entre la uniformidad del discurso y lo que fue la dinámica diversísima y las numerosísimas  experiencias vividas por muchísimas mujeres que no respondieron al estrecho marco establecido sobre el papel que les correspondía ocupar en la sociedad. Fueron ellas, quienes a través de su accionar, modificaron las condiciones de su  existencia contribuyendo de esta manera a transformar el entorno en el cual se desenvolvieron generando un impacto cuyas huellas forman parte sustantiva del registro de nuestra historia.

Sabemos ahora que las mujeres, aun aquellas que estuvieron en la peor condición, aquella que se vieron sometidas a la peor forma de explotación: la esclavitud. Procuraron por diferentes vías, rebelarse a su destino y construir para ellas y para sus hijos una posibilidad de vida diferente. El caso de María Gracia Tovar, es un ejemplo de ello. María Gracia nació esclava. Su entorno, las condiciones de vida, la dificultad ostensible de salir de su condición, el ambiente económico, social cultural, el sistema mismo de la esclavitud. TODO estaba en su contra…Sin embargo María Gracia tenía un solo objetivo en la vida…ser una mujer libre, y lo consiguió. Producto de su trabajo personal y de una voluntad y perseverancia excepcionales logró reunir la cantidad de 300 pesos que le permitieron ser su propia dueña, al comprar su libertad a sus amos. Esto ocurrió en 1784, después de haber vivido durante más de 20 años siendo esclava de la familia Tovar. El día que abandonó la casa de sus antiguos amos, dejó a su hija María Eugenia, esclava como ella al servicio de los Tovar. Desde ese momento y de manera ininterrumpida, María Gracia Tovar trabajó sin descanso para conseguir  también la libertad de su hija y lo logró. Cinco años después se presentó ante sus antiguos amos y compró a su hija. Es una historia de necesidad extrema que expresa no solamente una voluntad sino un carácter y una personalidad que da cuenta de la fuerza y reciedumbre de esta mujer y otras que, como ella, forman parte de nuestra historia y de las distintas maneras en que las mujeres, fueron capaces de conducir sus vidas para labrarse un futuro más digno.

Sabemos ahora que, las mujeres se ocuparon de su formación, de estudiar, de instruirse, a pesar de las convenciones y limitaciones que exigía el modelo establecido. Fueron ellas fundadoras de escuelas, de periódicos, de revistas dedicadas a las damas, se animaron a manifestarse a través de la poesía, la prosa, el periodismo, y también producto de su empuje y determinación incursionaron en las universidades, estudiaron, se convirtieron en profesionales, abriendo el camino para que otras mujeres pudiesen seguir sus pasos. Ya en la década de los noventa, había más mujeres que hombres estudiando en nuestras universidades, tendencia que se ha consolidado y ampliado, al punto que no es una extravagancia que haya mujeres calificadas y ampliamente preparadas al frente de nuestras principales casas de estudio.

Sabemos ahora que la totalidad de las mujeres no estuvieron recluidas en sus casas dedicadas a la administración del hogar y esperando apaciblemente el sustento diario. Todo lo contrario, históricamente las mujeres han sido un factor inocultable en la vida productiva de nuestros países, no sólo en el sostenimiento de la economía doméstica, lo cual ya les otorga un lugar digno y relevante en la historia, sino en los más diversos ámbitos de la vida económica. En el caso de la historia de Venezuela y Venezuela naturalmente no es una excepción, existen amplias y contundentes evidencias documentales de la actividad económica desplegada por el llamado sexo débil que dan cuenta de la diversidad de espacios productivos que eran ocupados por mujeres. En la colonia son bastante comunes los registros de mujeres dueñas y administradoras de encomiendas o que estuvieron en el negocio de las perlas; es posible conseguir haciendas de cacao que eran administradas o dirigidas por mujeres con niveles de producción variable, desde 600 hasta 5 fanegas de cacao; o propietarias de importantes trapiches con altos índice de producción de azúcar; mujeres ganaderas; comerciantes, dueñas y administradoras de embarcaciones que manejaban y dirigían negocios de intercambio dentro y fuera del territorio de Venezuela; hubo también mujeres que vendían y compraban esclavos o que eran dueñas de obrajes, telares, fábricas de tejas, de casas de alquiler, compradoras y vendedoras de oro, prestamistas o mujeres casadas, viudas, solteras que se ganaban la vida dignamente como artesanas calificadas, plateras, costureras, pulperas, chicheras, bordadoras, tejedoras, panaderas, dulceras, o ejerciendo muchos otros oficios que, de manera independiente, les permitían obtener el sustento o contribuir en el mantenimiento del hogar, fuera o dentro de sus casas.
Teresa de La Parra
Muchas de estas actividades se mantienen y diversifican durante el siglo XIX colocando a numerosas mujeres al frente de negocios y empresas de diversa índole: tipografías, fundición de metales, procesamiento del grano del café; actividades mercantiles de compra y venta de productos nacionales e importados; escuelas para niñas; talleres de costura y otras variadas actividades que pueden rastrearse en los abundantes anuncios de prensa que existen al respecto. Durante el siglo XX, por supuesto, este panorama se amplia y diversifica de una manera abrumadora. Son numerosas las experiencias exitosas de mujeres emprendedoras que producto de su creatividad, empeño, disposición y calificación han establecido negocios de enorme impacto económico dentro y fuera de Venezuela. Difícilmente puede pensarse en la vida económica de nuestro país sin considerar la presencia de las mujeres en lo que ha sido su desenvolvimiento y desarrollo.

Sabemos ahora que, aun cuando las normas y las costumbres establecidas desde antiguo ordenaban a la mujer obediencia y sumisión al hombre, aceptación irrestricta de su autoridad, de su derecho a corregirlas y llevarlas por el buen camino, muchísimas mujeres tuvieron el arrojo, el coraje, la fortaleza de dirigirse a los tribunales a denunciarlos por maltrato y sevicia cuando éstos, pretendían justificar sus excesos amparándose en el formato dispuesto para el control y sujeción de las mujeres. Los archivos están repletos de juicios adelantados por numerosísimas mujeres que se vieron en la necesidad y estuvieron dispuestas a ponerle la mano en el pecho no sólo a sus esposos, también a sus padres, hermanos e incluso a sus hijos, para llevar una vida digna, sin  humillaciones, vejaciones ni maltratos.

La lucha contra el maltrato doméstico adelantada de manera individual, aislada, desprotegida por todas aquellas mujeres que fueron víctimas de violencia en sus hogares, ha sido y sigue siendo un tema de enorme relevancia en nuestra sociedad, Sabemos también que, en las últimas décadas se ha hecho un enorme esfuerzo por atender este agudo problema a fin de establecer mecanismos capaces no solamente de apoyar y orientar a las mujeres que se encuentran en esta situación sino también para incidir en la sociedad con el propósito de transformar los fundamentos de una cultura donde la violencia y el maltrato conviven como parte de la vida doméstica. Ha sido producto de esta lucha constante de las mujeres, de la defensa irrestricta de su dignidad que contamos hoy con numerosas instituciones dedicadas expresamente a la atención de esta problemática. En 1998 se sancionó la primera ley sobre la violencia contra la mujer y la familia y en el 2007  se aprobó la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
Lya Imber de Coronil

Sabemos también que la ampliación de los derechos civiles de las mujeres, que la reforma de códigos y leyes, fueron resultado de las luchas emprendidas por las mujeres, de la acción adelantada por todas aquellas mujeres que salieron a la calle,  se movilizaron,  expusieron por distintos medios la validez de sus demandas, exigieron para ellas y la totalidad de las mujeres el reconocimiento de sus derechos civiles, de compartir las responsabilidades en la en la educación de los hijos, en la administración de los bienes conyugales, enfrentando y rechazando las reservas y descalificaciones que, recurriendo a los mismos argumentos del siglo XVI,  condenaban su incursión en asuntos que no eran de su incumbencia con la aspiración de que se ocupasen de las nimiedades propias de su sexo.

Sabemos ahora que, aun cuando no estaba previsto que las mujeres intervinieran en la vida pública, fueron muchas las mujeres que participaron, estuvieron presentes, defendieron e hicieron valer sus opiniones y pareceres políticos en distintos momentos de nuestra historia. Los procesos de independencia son quizá la evidencia más clara de lo que significó la toma de partido de las mujeres en uno y otro bando. La presencia femenina en las guerras de  independencia no se limitó exclusivamente a las heroínas emblemáticas de cada uno de nuestros países convertidas en íconos referenciales de una imagen idealizada de virtud, fueron muchas las mujeres que estuvieron allí apoyando a patriotas o realistas, en el campo de batalla como soldados y soldaderas, haciendo labores de espionaje, en funciones logísticas de diverso tipo; muchas de ellas fueron perseguidas, juzgadas, castigadas o ajusticiadas. En sus declaraciones, en su correspondencia, en su actuación es posible advertir que sabían exactamente lo que estaba ocurriendo y que tenían una posición al respecto la cual no necesariamente estaba sujeta o coincidía con la de sus maridos, padres o hermanos. Verbigracia María Antonia Bolívar: monárquica furibunda, enemiga acérrrima de la República quien se le plantó a su hermano para disentir de sus proyectos y ejecutorias, haciendo valer sus convicciones y su idea de orden acorde a lo que había sido su formación y su herencia familiar. No podía entender cómo los miembros de una familia que habían sido pilar y soporte de la monarquía española, fieles y leales servidores de la corona, defensores irrestrictos de la desigualdad y las jerarquías como garantes de la tranquilidad pública, pudiesen un buen día, atentar contra el orden antiguo y defenestrar las bases que habían garantizado por siglos sus privilegios y preeminencias en la sociedad colonial.

Durante el siglo XIX, en las contiendas caudillistas, en medio de las disputas por el poder, mientras se sentaban las bases de la república las mujeres estuvieron presentes, combatieron, tomaron partido y fueron protagonistas insoslayables del proceso de construcción de la nación. En los archivos están sus cartas, sus reclamos, sus demandas, sus expectativas, sus proclamas, sus pronunciamientos, sus voces, presentes, activas, históricas.

De la misma manera, durante el siglo XX las mujeres fueron puntal esencial en las luchas contra la dictadura de Juan Vicente Gómez,  en la defensa de la democracia, en la conquista de los derechos políticos, en el surgimiento de los partidos políticos, en la resistencia contra el régimen militar de Pérez Jiménez y en el proceso de consolidación de la democracia.
Yolanda Leal

Las acciones de las mujeres para la conquista del voto, por ejemplo, la campaña y movilización que realizaron para que la totalidad de las mujeres pudiesen acceder finalmente a la condición de ciudadanas activas, sus peticiones al Congreso, la recolección de firmas, la redacción de periódicos y cuadernos de formación, la movilización de las mujeres para que se incorporasen a defender su derecho a sufragar a formar parte en la conducción de los destinos de la nación, derecho que había sido negado desde la fundación de la república, forma parte de este accionar, de estas presencia femeninas cuya significación no solo tiene que ver con la historia de las mujeres sino con lo que ha sido el complejo e ininterrumpido proceso de crecimiento y fortalecimiento de las prácticas republicanas entre nosotros, de la cual sin duda, las mujeres han sido protagonistas esenciales.

Cada una de estas mujeres tienen una historia que puede ser referida y documentada y que, hasta tiempos bastante recientes desconocíamos por completo, en parte por la fortaleza del discurso según el cual no había otro espacio destinado a la vida femenina que no fuese el hogar y también porque los estudios sobre las mujeres en la mayoría de nuestros países son asunto bastante reciente. Todas estas mujeres, las que se pronunciaron políticamente, las que lucharon por sus derechos, las que se enfrentaron a la violencia doméstica, las que se pusieron al frente de sus haciendas, trapiches o plantaciones, las que se mantuvieron con dignidad, las que aprendieron y ejercieron un oficio, las que montaron un negocito, todas ellas tienen un elemento en común, nos hablan de una voluntad, de un carácter, de una determinación que las llevó a actuar para conseguir un objetivo. Los obstáculos a vencer, las dificultades enfrentadas, las motivaciones que las llevaron a salir adelante, los fracasos, los esfuerzos, el éxito alcanzado y muchas otras consideraciones son parte de cada una de estas historias únicas, singulares las cuales es importante recuperar y conocer con mayor detalle a fin de aquilatar el inmenso valor que entrañan como referentes de la presencia y actuación femenina en nuestras sociedades.

Lo que se ha logrado hasta el presente y las perspectivas futuras que se desprenden de la inocultable presencia de las mujeres en la sociedad venezolana nos permiten reconocer cuán distantes seguimos estando de los dictados normativos que con tanta insistencia procuraron sostener a las mujeres dentro de sus casas y me permite a mi, frente a todos ustedes agradecerles la invitación a los organizadores de estas VIII Jornadas de Actualización en Psicofarmacología y I Jornadas de Salud Mental de la Mujer, por darme la oportunidad de compartir estas reflexiones en este calificado escenario, pero también quiero aprovechar esta privilegiada y excepcional circunstancia para reconocer y destacar ante ustedes el inmenso arrojo, la formidable perseverancia, el impresionante coraje y la enorme fortaleza de todas estas mujeres que a lo largo de la historia y por encima del mandato que les ordenaba quedarse quietecitas dentro de sus casas actuaron y transformaron sus vidas y al mismo tiempo, contribuyeron de manera decidida a transformar la dinámica de nuestra sociedad. El mejor y más sólido homenaje que podemos rendirles además de conocer y reconocer sus historias, es darle continuidad a ese enorme esfuerzo a fin de consolidar las presencias y la afirmación de lo femenino en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Muchas gracias.
Yolanda Alvarado: primera mujer Presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría