miércoles, 27 de noviembre de 2013

O NOS RECONCILIAMOS O NOS MATAMOS

                                                                          Nelson Hamana (*)








            Parece una aseveración exagerada, pero la tensión y las diferencias humanas que se generan cada día en Venezuela, patrocinadas irresponsablemente por sus dirigentes sociales y la ausencia de balances institucionales hacen cada vez más probable esta calamidad.

Hay una primera reflexión que evoca una frase de Honorato de Balzac en su novela “La piel de Zapa”, que se pronuncia en una discusión sobre la Monarquía de los Luises y la República de Napoleón: “Cuando el despotismo está en las leyes, la libertad está en las costumbres y viceversa”, y la angustia que nos aqueja en la Venezuela de hoy, es la pregunta sobre lo que ocurre cuando el despotismo penetra y envilece las costumbres, en consonancia con el que asoma en las instancias de gobierno.

            La corrupción de los hombres puede ser conjugada con las leyes y las sanciones, pero cuando se corrompe a un pueblo, y se le hace cómplice del derroche de poder, entonces empezamos a temer porque se derrame sangre, la vida fundada en los instintos tiene muy poco que ver con la razón, sede y fundamento de las relaciones propiamente humanas.

            Cuando nos preguntamos por el país donde estamos viviendo esta desazón, nos damos cuenta de que no podemos seguir andando “mientras tanto”, a ver qué pasa mañana, pero resolvamos hoy como podamos, no nos pueden seguir convenciendo de que todo se resuelve con la venganza y con la justicia que se aplica en el círculo del “ojo por ojo”  que termina sin responsables o culpables.

             El problema está en que un estado de cosas en las que el respeto a la convivencia es cada día más precario genera desesperación y desesperanza y nos va convenciendo de la necesidad de la violencia como repuesta, y ante la desesperación se atenúa cada día más la posibilidad de la reconciliación que va aumentando su desprestigio como posibilidad de solución, con el agravante de que el mayor peso de los muertos recae sobre los más débiles.

            Este es el ambiente de los pescadores en río revuelto, de las voces de sirena de los que se dicen decepcionados, porque fueron marginados de los privilegios de un sistema del que pensaban beneficiarse, de los impacientes porque tienen poca vocación de sacrificio.

            Un primer camino tiene que ser el de la convicción de que el país de hoy es totalmente inconmensurable con el país frívolo en el que antes vivimos y ahora exageramos, del país que aparentaba una riqueza ilusoria, del país que malbarató su futuro, del país irresponsable que no supo vivir sus ventajas, que se abarrotó en los aeropuertos para darle la espalda al deterioro, del que renunció a su ciudadanía pretendiendo que le iban a administrar su bienestar, del que pensó que la política es un problema administrativo de los gobernantes que nada tiene que ver con su vida de puertas adentro.


            Para nuestra desgracia, esa fue la manera de convertir la libertad en anarquía y esa fue la sangre en la que abrevaron las hienas que nos llevaron al despotismo en el que hoy estamos encharcados, aunque muchos ahora den la espalda y se lamenten de su desgracia, y los demás, los corrientes, los de intereses medianos, insistimos en hacer casuística nuestra mala fortuna, a la busca de culpas ajenas para encontrar las repuestas fuera de nuestra propia conciencia y corazón.

            No éramos felices entonces, ni lo somos ahora, de nada nos sirvió nuestra libertad política derrochada en un envilecimiento de las costumbres, en una informalidad de la vida entera.

            No es ese el país que debemos recuperar, no es esa patria la que nació con la más prolongada experiencia de pluralidad y diversidad de nuestra historia. No son las repuestas violentas institucionales o anárquicas las que nos llevarán a la armonía ciudadana.




            Lo que se impone es un “mea culpa” dicho con seriedad, que nos permita ver lo que hubo de desviación y de injusticia, que nos permita venir de vuelta del comerciante especulador, del gobernante corrompido por las ventajas del poder, del ciudadano que aprovecha circunstancias para obtener beneficios exagerados o el que se hizo  corrupto en todas las expresiones de su vida cotidiana, el que pretende salir de su pobreza a expensas de un vecino tan pobre como él, del sistema financiero que aprovecha urgencias o ilusiones del momento para torcerle el pescuezo en un futuro inmediato al trabajador deslumbrado por la fuerza de simulación que tiene el crédito.

            De que nos sirve un teléfono de impresionante tecnología para acceder a unos sistemas de comunicación absolutamente mediocres con ventajas que no necesitamos o que no podremos utilizar ya que corresponden a pretendidas maravillas inexistentes, que solo servirán para presumir y hacernos envidiar en un vecindario que oculta su miseria, y en muchos casos para estimular el delito que nos puede costar la vida, o un televisor de última generación para oír las cantinelas reiterativas de los gobernantes o ver las banalidades de la vida simulada que nos muestran los intereses comerciales o lo que es peor, para convertirnos en acaparadores y especuladores en nuestros propios vecindarios con los bienes que logramos acumular desde los comercios “ajusticiados”.

            Para que nos sirve todo eso que logramos para propósitos inútiles y a expensas de nuestra propia dignidad.        Para que nos sirve la Gloria que no pasa de ser el egoísmo de los poderosos o la Felicidad que es el egoísmo de los tontos como dice el mismo Balzac, como pretender que la libertad es posible sin la generosidad y la responsabilidad.

           
No podemos ser libres si no somos ciudadanos, si no asumimos el peso entero de nuestra vida y de nuestra convivencia. La libertad consiste en poder vivir en conjunto con los otros, en ir haciendo el mundo con los demás y este hacer con los otros es imposible sin la reconciliación.

            No se trata de olvidar, de ignorar, ni siquiera de perdonar, es tan solo asumir el problema del otro, de ponernos al servicio del débil, del que sufre, no solo económicamente, sino moral y socialmente. No se trata de hacernos poderosos, no se trata de substituir un poder por otro, se trata de asumir como un deber la transformación de nuestras convicciones, de ordenar nuestras prioridades, de ser testimonio, de consolar y asumir de comprender y ayudar.

            No podemos seguir a la orilla del camino esperando que otros hagan lo que nosotros no hicimos, no hay taumaturgos sino ilusionistas en el camino del poder  y lo que hay que hacer no es dominar, sino servir.

(*) Médico anatomopatólogo. Magister en Filosofía USB y erudiante de teología ITER



sábado, 16 de noviembre de 2013

GRASAS QUE MATAN

Grasas que matan

Allí caen galletas, pasteles, pizzas, margarinas, bollitos, cremas para café, pasapalos

RAFAEL RANGEL ALDAO |  EL UNIVERSAL
sábado 16 de noviembre de 2013  12:00 AM
Las grasas vegetales de alimentos procesados serán reguladas por el gobierno estadounidense por considerarse como "inseguras". Hace apenas una semana, la U.S. Food and Drug Administration (FDA) publicó una resolución que alerta al consumidor ante la modificación química de aceites vegetales para hacerlos más estables y duraderos cuando forman parte de alimentos procesados. Tal modificación se llama hidrogenación y produce las llamadas grasas trans.

Desde hace al menos dos décadas se conocía de los riesgos a la salud por el consumo de aceites hidrogenados parcialmente. El riesgo mayor es ante la ateroesclerosis y las cardiopatías coronarias que taponan esas arterias con placas que contienen grasas relacionadas a las trans. Por tanto, en 2006, entró en vigor una resolución de la FDA que obligó a la industria a especificar el contenido de grasas trans en las etiquetas de los alimentos procesados. Ahora la cosa se puso más estricta aún.

En noviembre 2013, la página web de la FDA expresa al respecto lo siguiente: los aceites parcialmente hidrogenados ya no se "consideran seguros, en general" -o "GRAS", por sus siglas en inglés y para abreviar. Si la determinación preliminar se vuelve definitiva, los aceites parcialmente hidrogenados pasarían a ser aditivos alimentarios y estarían sujetos a la aprobación de la FDA antes de su comercialización. De acuerdo con las leyes estadounidenses, los alimentos que contienen aditivos no aprobados se consideran adulterados, lo que quiere decir que no pueden venderse legalmente.

La lista es larga, allí caen galletas, pasteles, pizzas, margarinas, bollitos, cremas para café y diversos pasapalos que nos gustan a todos. La respuesta de la industria, sin embargo, ha sido positiva y estamos seguros que se adaptará como en otras ocasiones similares para el beneficio de todos los consumidores. Lo hemos dicho antes, el consumo de alimentos está en transición hacia lo más sano.

rafael.rangelaldao@gmail.com

www.fda.gov

COMUNICADO DE PRENSA DE LA FDA



Para publicación inmediata: 7 de noviembre de 2013
Información para los medios de comunicación:: Gloria Sánchez, gloria.sanchez-contreras@fda.hhs.gov, 301-796-7686
Información al consumidor: 1-888-INFO-FDA

La FDA toma medidas para reducir aun más las grasas trans en los alimentos procesados

Reducir la ingesta de grasas trans puede prevenir miles de ataques al corazón y muertes al año
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos ha anunciado su determinación preliminar de que los aceites parcialmente hidrogenados (PHO, por sus siglas en inglés), la fuente principal de grasas trans artificiales en los alimentos procesados, ya no sean “generalmente considerados seguros” (GRAS, por sus siglas en inglés) para su uso en los alimentos. La determinación preliminar de la FDA se basa en las pruebas científicas disponibles y en los hallazgos de distintos comités científicos expertos.
La dependencia ha abierto un periodo de 60 días para comentar esta resolución preliminar, a fin de reunir información adicional y obtener la opinión sobre el tiempo que posiblemente necesitarían los productores de alimentos para reformular los productos que hoy contienen grasas trans artificiales, si la determinación se hiciera definitiva.
“Aunque el consumo de grasas trans artificiales potencialmente perjudiciales ha disminuido en las dos últimas décadas en los Estados Unidos, la ingesta actual sigue siendo un problema importante de salud pública”, comentó la Dra. Margaret A. Hamburg, comisionada de la FDA. “La medida tomada hoy por la FDA es un paso importante en dirección a proteger a más estadounidenses contra los posibles peligros de las grasas trans. Una mayor reducción de la cantidad de grasas trans en la dieta de los estadounidenses podría prevenir 20,000 ataques de corazón y 7,000 muertes adicionales por enfermedades del corazón al año, un paso vital para proteger la salud de los estadounidenses”.
El consumo de grasas trans eleva la concentración de lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés), o colesterol “malo”, lo cual aumenta el riesgo de padecer cardiopatías coronarias. El Instituto de Medicina (IOM, por sus siglas en inglés), una entidad independiente, ha llegado a la conclusión de que las grasas trans no ofrecen ningún beneficio conocido para la salud y que no existe un nivel de consumo de grasas trans que sea seguro. Además, el IOM recomienda reducir lo más posible el consumo de grasas trans, al tiempo que se lleva una dieta nutricionalmente adecuada.
En los últimos años, muchos comerciantes y productores de alimentos han reducido voluntariamente los niveles de grasas trans de muchos de los alimentos y productos que venden. Las grasas trans pueden encontrarse en algunos alimentos procesados, tales como ciertos postres, palomitas de maíz para microondas, pizzas congeladas, margarinas y sustitutos de crema para el café. Un gran número de comerciantes y productores ya han demostrado que muchos de estos productos pueden producirse sin usar grasas trans.  
Gracias a estos esfuerzos, junto con la educación del público, el consumo de grasas trans en la dieta de los estadounidenses se ha reducido de manera considerable. Desde que la información sobre el contenido de grasas trans comenzó a aparecer en la etiqueta de información nutricional en 2006, la ingesta de grasas trans entre los consumidores estadounidenses se ha reducido, de 4.6 gramos al día en 2003, a cerca de 1 gramo en 2012.
“Una de las funciones normativas básicas de la FDA es asegurar que los alimentos, incluidas todas las sustancias que se añaden a estos, sean seguros”, comentó Michael Taylor, comisionado adjunto de la FDA para la Oficina de Alimentos  y Medicina Veterinaria. “Los productores de alimentos han reducido voluntariamente los niveles de grasas trans de muchos alimentos en los últimos años, pero un número considerable de productos aún contienen aceites parcialmente hidrogenados, los cuales son la fuente principal de grasas trans en los alimentos procesados”.
Una vez evaluados los comentarios que se presenten, si la FDA hace definitiva su determinación preliminar,  los aceites parcialmente hidrogenados se considerarían “aditivos alimentarios” y no podrían utilizarse en los alimentos a menos que la normatividad así lo autorizara. De llegarse a una determinación tal, la dependencia daría el tiempo suficiente a los productores para que reformularan sus productos a fin de reducir al mínimo los trastornos al mercado. La determinación preliminar de la FDA sólo atañe a los aceites parcialmente hidrogenados y no afecta a las grasas trans que se encuentran naturalmente, en pequeñas cantidades, en ciertos productos cárnicos y lácteos.
La notificación en el Registro Oficial ofrece más información sobre las grasas trans y sobre los datos que la FDA está procurando recabar. El expediente permanecerá abierto durante 60 días para obtener comentarios de público.

Consulte el expediente "Docket No. FDA-2013-N-1317"
Envíe sus comentarios para el expediente al correo electrónico indicado en la notificación.
Para enviar comentarios por correo, escriba a la FDA, a:

Division of Dockets Management (HFA-305)
Food and Drug Administration
5630 Fishers Lane, Rm. 1061
Rockville, MD 20852
Todo envío debe incluir el nombre de la administración y el número de expediente.

Para obtener más información:


La FDA, una agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, protege la salud pública asegurando la integridad, eficacia y seguridad de los medicamentos humanos y veterinarios, vacunas y otros productos biológicos para uso humano y dispositivos médicos. La agencia también es responsable por la protección y seguridad del suministro de alimentos de nuestra nación, cosméticos, suplementos dietéticos, productos que emiten radiación electrónica, y de regular los productos del tabaco.