viernes, 18 de septiembre de 2015

¿ESPAÑOL O CASTELLANO?



a) Para designar la lengua común de España y de las Repúblicas hispanoamericanas pueden emplearse los nombres de castellano y español. En muchas regiones se usan indistintamente las dos palabras. Sin embargo, en América y en algunas zonas de España se prefiere la denominación de castellano. Esto se debe, ante todo, a una larga tradición que estuvo apoyada hasta 1925 por la propia Academia Española (pero no olvidemos que el primer diccionario de nuestro idioma, el de Sebastián de Covarrubias, 1611, se titula Tesoro de la lengua castellana o española). En América se ha unido a ello tal vez un resto de recelo patriótico frente al nombre español, considerando acaso como una manera de sumisión a España, la antigua metrópoli, el reconocimiento explícito de que se sigue hablando su lengua. En las regiones de España con lengua materna propia, el nombre de castellano parece más adecuado que el de español, porque el catalán, el gallego y el vascuence son también lenguas españolas (aunque no son la lengua españolael español).







b) Los hispanoamericanos deben recordar que los norteamericanos no se consideran “colonizados” por Inglaterra por decir que ellos hablan inglés. Los españoles deben recordar el uso universal: en cada país, normalmente, la lengua oficial, sea cual fuere la región del país en la que se haya nacido, ha tomado el nombre de toda la nación: en Rumanía, el rumano; en Alemania, el alemán; en Italia, el italiano; en Francia, el francés... En estos países existen (como en España) idiomas importantes que no son la lengua común o general.






c)  El empleo del nombre castellano implica una inexactitud: la de suponer que la lengua general o común, no ya de toda España, sino de todas las naciones hispanoamericanas, es patrimonio de una sola región, Castilla. Y esto es falso, pues la lengua castellana hoy no es propiedad de Castilla, sino de todas las regiones y naciones en que es hablada, las cuales, además de tenerla como suya, colaboran todas en su conservación y enriquecimiento. Lo exacto sería emplear el nombre castellano solamente para designar la lengua que durante la Edad Media fue privativa del reino de Castilla, o las modalidades particulares que presenta el habla de Castilla en los tiempos modernos frente al español general al lado de las otras lenguas españolas (catalán, etc.).



d) En conclusión, y volviendo a lo expuesto en el párrafo a): Las dos denominaciones, castellano y español son válidas. La preferencia de cada hablante por uno de los dos términos se funda en una tradición arraigada de siglos, y es ingenuo pretender desalojar del uso cualquiera de ellos. Cada persona puede emplear el que guste; pero debe respetar el derecho a que otros prefieran el otro. En todo caso, téngase en cuenta que, en general, la denominación de español es más exacta que la de castellano
[Manuel Seco: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe, 1998, p. 202]