viernes, 23 de noviembre de 2012

La eutanasia larvada entre los retos de la medicina




Entrevista al doctor José María Simón, presidente de los médicos católicos (FIAMC)

                                                     Por H. Sergio Mora


ROMA, viernes 16 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Cosméticos realizados con embriofetales; una eutanasia larvada que se va instalando por acción-omisión más que por legislación; una cultura que ve al paciente como un pozo de petróleo. Sin olvidar la problemática de la vida desde la concepción, y no solamente de los embriones que ya tienen forma humana. Son algunos de los temas que aborda el presidente de los médicos católicos, José María Simón.


El presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), el español José María Simón, ha hablado de estas cuestiones en entrevista exclusiva a ZENIT.


Entre las esperanzas, la actualización de la Carta a los Agentes Sanitarios, que será un manual para ellos; y entre las iniciativas, participar en Viena en donde en 2013 se quiere rever el juramento hipocrático.


En la entrevista reivindica el calibre de los temas que se tratan en las diversas iniciativas que se están realizando en Roma, y queeste sábado 17 reunirá en el aula Pablo VI, al Consejo Pontificio de la Pastoral de Salud, de la que el doctor Simón es miembro; al Congreso Europeo de Médicos Católicos (AMCI-FEAMC), junto a la Asociación de Médicos Católicos Italianos (AMCI), y a los participantes de la Conferencia Internacional de Hospitales Católicos que organiza dicho Concejo Pontificio.


Doctor Simón, iniciemos por entender qué es la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos


--Dr. Simón: Es una vieja institución de derecho pontificio de la Iglesia que tiene como función formar al médico, al estudiante de medicina en temas de moral médica. También realizamos acciones de cooperación especialmente en temas de maternidad; damos formación a fundamentalmente médicos si bien también a otro personal sanitario. Trabajamos en los países en que más podemos o en las organizaciones internacionales para que nuestra visión cristiana de la medicina sea más entendida y mejor aceptada.


¿Existen hoy nuevos retos para la medicina?


--Dr. Simón: Sí, hay nuevos retos pero siempre alrededor de lo mismo. Por una parte no ver al otro como una fuente de ingreso, esto es importantísimo aunque se habla poco. Y luego la defensa de la la vida desde la concepción hasta la muerte natural y la transmisión de esa vida y el respeto también por el cadáver o por el embrión muerto espontáneamente es un símbolo de la persona, y no se puede tirado de cualquier manera.


Qué le preocupa hoy a los médicos católicos?


--Dr. Simón: Nos preocupa que se utilicen tejidos embriofetales para cosméticos, eso existe, y obtener las pruebas cuesta mucho. Cuando uno acusa a una compañía concreta se defienden muy bien, con abogados y periodistas, por lo que es muy difícil hacer acusaciones concretas. Pero el hecho está allí, y eso nos preocupa y debe ser combatido.


¿Y esperanzas concretas?


--Dr. Simón: Vemos también con una gran ilusión esta Carta para los agentes sanitarios, como un código deontológico que sería la segunda versión que está preparando el Consejo de Pastoral de la Salud de acuerdo con la Doctrina de la Fe. La primera tuvo mucha calidad y la segunda simplemente es una actualización a las cosas nuevas que tiene la medicina.


Nos habló recién de la muerte natural y respeto de la vida


--Dr. Simón: A partir de aquí tenemos el problema de la eutanasia que parece ser que no va a ir tanto por leyes sino por hechos consumados. Actualmente se esta practicando en muchos países una eutanasia de acción omisión. Alguien decide, o una familia o un oncólogo que alguien ha terminado su vida, que su vida ya no vale la pena, le ponen algo de hidratación, lo sedan y se muere.


¿Se fuerza la muerte?


--Dr. Simón: A veces se fuerza innecesariamente. Es importante entender que la misión del médico es eliminar la angustia, el dolor, el sufrimiento, y hay que hacerlo. Pero no se debe adelantar el proceso de la muerte. En este sentido la definición de eutanasia del Catecismo de la Iglesia es muy buena: “Acción u omisión que por ella misma o en la intención causa la muerte para evitar un sufrimiento”.


Por desgracia está entrando sin leyes, aunque también las hay, porque la cultura de la muerte se desarrolla a diversos niveles, judicial, legislativo, medios de comunicación, hechos consumados, cultura, incluso arte.


Aquí entretanto no se trata de una cuestión sólo religiosa


--Dr. Simón: Hay muchos médicos en el mundo que respetan la vida humana, pueden ser católicos o no, entretanto ellos también necesitan argumentos, apoyo, reunirse, esto es importantísimo.


¿Y estos argumentos dónde los encuentran?


--Dr. Simón: Tenemos buenos recursos en nuestro portal de internet, con subportales, con las declaraciones públicas que hacemos en nuestros congresos que los sabemos organizar muy bien. Allí se trabaja con publicaciones científicas, se presentan los avances, se hace ciencia, relaciones sociales entramos en contacto con los medios de comunicación. Con los médicos católicos rezamos, hay también ecumenismo y una formación en tema de moral médica. Del congreso se aprovecha todo, incluso los ratos libres en los que se puede consultar a un colega, y entender cómo se piensa en un país o en otro.


¿Hoy cómo se ve el encarnizamiento terapéutico?


--Dr. Simón: Esto es algo que se veía más antes que ahora. Se lucha y toda la medicina está de acuerdo, la oficial, secular, los médicos católicos, la Iglesia, en otras Iglesias, que debe ser combatido y que es un abuso. Porque a veces algunos diagnósticos o terapias para los pacientes son desproporcionados para los resultados que se pueden esperar.


¿Y por lo que se refiere a la transmisión de la vida?


--Dr. Simón: Nos preocupa también la transmisión de la vida. La encíclica Humana Vitae es muy buena doctrina, resuelve muchos problemas. Quien respeta la Humanae Vitae respeta a su mujer y le es fiel, no mata a sus hijos en el aborto, no engendra in vitro sino que procrea naturalmente, respeta el embrión aunque muera naturalmente.


¿O sea que la Humanae Vitae tuvo visión de futuro?


--Dr. Simón: Muchísima, es profética. La FIAMC, en su página web, buscando Humanae Vitae, está nuestro documento. Y estamos preparando un segundo documento en el que también nos ayuda un luterano y espero que el año que viene en el aniversario de la publicación de la carta apostólica Mulieris Dignitatem podremos difundir este documento científico de apoyo a la Humanae Vitae.


¿Qué aportó la FIAMC al Sínodo?


--Dr. Simón: La FIAMC recibió mucho más de lo que aportó. Pudimos dirigirnos a la plenaria del sínodo y hablar con los obispos uno a uno y los auditores. Preguntando por las asociaciones de médicos católicos en los diversos países y darnos a conocer. Aunque el sínodo fuera solo para rezar y verse ya hubiera sido útil. El sínodo le da al santo padre una serie de documentos para que haga una exhortación, pero el sínodo en sí es útil. Además el privilegio de estar trabajando con el santo padre.


La defensa de la vida no es sólo porque uno es católico.


--Dr. Simón: Es compartida no solo a nivel ecuménico, sino también interreligioso y hasta por ateos. Es de todos, está en el derecho natural. Hay muchas cosas que todo el mundo entiende, matar a otro especialmente si es inocente lo entienden todos.


Hoy sobre el aborto hay más claridad aunque siguen haciéndolos


--Dr. Simón: El aborto es algo que tenemos muy estudiado. Por desgracia entra algo del diablo y por lo tanto no se va a resolver sólo con medidas legislativas o con argumentos, es algo que necesita un apoyo de lo Alto. Porque por algún motivo gente muy inteligente que admite que hay un ser humano en marcha incluso constituido acepta que se le pueda eliminar por causas diversas.


Hoy la ciencia demuestra claramente que se suprime una vida humana.


--Dr. Simón: Más que nunca se sabe que desde el momento de la concepción hay un ser que es distinto del padre y de la madre, que va a desarrollarse de una forma coordinada, gradual, progresiva, que necesita combustible y por ello se implanta en el útero de la madre, saca combustible para seguir creciendo y es uno de nosotros.


¿Con los embriones quizás hay menos conciencia en el gran público?


--Dr. Simón: Incluso con los embriones --que tienen forma visible humana- hay poca conciencia, pero creo que la conciencia está ofuscada por el mal.


¿Tienen forma humana también los criogenizados?


--Dr. Simón: Tienen forma humana en su genética, en su ADN, expresándose: eso es un ser humano. Esa conciencia, insisto, está ofuscada por el mal, cualquier ser humano puede entender que es un ser humano ese embrión microscópico.


¿Sobre la próxima declaración de Viena, cuál es el temor?


--Dr. Simón: Tenemos varios frentes, estamos interesados en la próxima declaración de Viena sobre la medicina que será el año que viene, veremos cómo acaba. El temor es que el juramento hipocrático --que no es perfecto pero está muy bien, no es perfecto porque alude a unos dioses que no se quiénes son. Pero por lo que se refiere a la medicina está muy bien--, vaya a ser cambiado oficialmente.


¿Cuál es la clave para tratar a los pacientes?


--Dr. Simón: En el fondo es tratar mejor a la gente con gran competencia profesional viendo a la otra persona como un hermano un hijo o un padre, nunca verlo como un pozo de petróleo.


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TOMADO DE:   ZENIT, El mundo visto desde Roma
Agencia de Noticias
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lunes, 12 de noviembre de 2012

NO SOMOS MAYORÍA

 
                                    ALEXIS MÁRQUEZ RODRÍGUEZ (*)

Mientras no nos saquemos de la cabeza ciertas falacias, no dejaremos de ser una oposición frustrada. Una de esas falacias es la de que somos mayoría, pero un sistema electoral perverso nos arrebata el triunfo en las elecciones. Si fuésemos mayoría no podrían robarnos los votos, salvo mediante el fraude aritmético, como el de Marcos Pérez Jiménez en 1952, cuando el dictador mandó a cambiar las cifras del resultado final, que daban el triunfo a la oposición, y se puso a ganar al gobierno, provocando la renuncia de la mayoría del Consejo, por lo que tuvieron que nombrar otro que acatase sus órdenes. Tal tipo de fraude hoy es imposible por muchos factores. Lo cual no significa que ahora no se cometan hechos fraudulentos, pero de otra naturaleza.
Para probar que somos mayoría se arguye, entre otras cosas, que en el referendo constitucional y en las elecciones parlamentarias sacamos más votos que el gobierno. Pero es obvio que en los votos de la oposición en esos casos muchos fueron ocasionales, incluso de chavistas incómodos o disgustados, que sumaron sus votos a los opositores, pero sin ser realmente de oposición.
Desde luego que la votación opositora ha venido creciendo y va a crecer aún más. La tarea primordial de la oposición en estas circunstancias es cómo lograr que ese crecimiento sea constante y firme, hasta convertirnos en mayoría, aun habiendo fraude.
Otra de las falacias de la oposición es la tendencia a subestimar al chavismo. A menudo se dice que el gobierno no ha hecho nada en catorce años, y al mismo tiempo se le acusa de populista y demagogo. Pero si es populista y demagogo es porque algo ha hecho, solo que lo ha hecho mal, con obras incompletas, abandonadas antes de terminarlas, o de mala calidad. No se puede negar, por ejemplo, que en los últimos meses se ha desarrollado en todo el país un vasto plan de viviendas. Otra cosa es que haya sido en menor cantidad de lo prometido y necesario, y sobre todo que sean construcciones defectuosas, hechas con materiales de mala calidad y sin los servicios elementales, pero que en todo caso cumplen sus fines electoreros.
La tarea de la oposición en lo adelante no es sencilla ni fácil. Se trata de convertir en mayoría la minoría que hoy somos. Lo cual supone correlativamente convertir la actual mayoría chavista en minoría. Que ello es posible lo prueba que esa mayoría chavista ha ido disminuyendo progresivamente en los catorce años de gobierno de Chávez, mientras que la minoría opositora ha ido creciendo, incluso en mayores proporciones.
 
 
(*)  Escritor, abogado, ensayista y profesor universitario.  Publicado originalmente en Tal Cual el 26 de octubre de 2012.  Reproducido con permiso del autor.
 
 
 
 
 

                                                                                                                                                                                     

sábado, 10 de noviembre de 2012

NOS MATARON UN COMPAÑERO

                                                                         Luis José Uzcátegui (*)
 
En Venezuela, otra muerte más, que se suma a las decenas que se registran semanalmente, ahora sacude a los profesionales dedicados a promover la Salud Mental. Hace pocos días fue asesinado en su sitio de trabajo el psiquiatra Mauro Villegas, ex presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría y de la Asociación Psiquiátrica de América Latina. Y como todas las mentes... como la de las madres y padres que ante el homicidio de sus hijos piden justicia y clemencia para el ser humano. Como hijos y esposas que también son violados y asesinados en sus existencias, cuando bajo un asombro, nunca imaginado, contemplan al hombre querido ahora muerto, y además después de robarlo, con la cara mutilada por un placer asesino morboso, también nosotros vivimos ese momento aciago.
Lo vivimos así, como cualquier grupo u organización que entrecruzan sus corazones adoloridos cuando llega el ocaso de otro compañero convertido en cadáver únicamente para robarle su carro o el dinero del trabajo del día. Como cualquier ser pensante o gremio de trabajadores, ahora toca a los que laboramos en la dimensión de la Salud mental, sentir el látigo candente del asesinato, una de las mayores injusticias de la humanidad.
Para los trabajadores de la Salud mental, junto a la plegaria, el dolor y el asombro ante las ejecuciones siempre o casi siempre impunes de seres humanos, también existe la posibilidad de enfocar la tragedia bajo el prisma de la ciencia de la conducta. La salud mental es como pensamos, sentimos y actuamos cuando nos encontramos frente a la vida. También –como es frecuente- oír a los venezolanos que creen que muchos otros venezolanos ya no son sus amigos. Encontrar a millones de seres que sienten que están protegidos y son "libres" solamente si dependen totalmente de la ayuda que proviene del poder político. Y, tal vez lo más lacerante para la cultura de una nación, pobladores que habitualmente y sin ningún tipo de estima por el otro, poco les importa abusar en el tráfico, agredir por pequeñeces, engañar para ser atendido primero, mentir para justificar la ineficiencia o adulterar la moral en busca de ubicación social. Y es así como cada día emergen más seres que en sus mentes perciben como "normal" la transgresión cotidiana, monetaria, ética y afectiva. Y llegan hasta a danzar de forma habitual en prácticas delictivas y criminales con la complacencia de autoridades y leyes.
Una sociedad donde sus habitantes conjugan diariamente ideas, emociones y conductas que no sustentan la Salud mental, tiene el porvenir destrozado. Hoy, ya es evidencia científica que la humanidad existe gracias a funciones mentales como la imitación, el aprendizaje y el modelamiento que los niños y adultos hacen de sus padres, pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo, ciudadanos, profesores, dirigentes, políticos y gobernantes. Y estos mensajes llegan directamente o a través de los Medios de Comunicación que cuando se transforman en portadores del mal ayudan a que la mente se aposente en las últimas cuevas del infierno.
También la mente puede entrar en funciones erráticas confundiendo el bien y difamando la inteligencia; creando caretas que esconden la transgresión. Y es entonces cuando son más sensibles y tienen más factores de riesgo los pueblos para ser ineficientes en el trabajo y en la educación. Es el terrible momento, cuando los ciudadanos se convierten en los propios destructores de su calidad de vida y abrazan vilmente la inequidad, la mentira y al sufrir por los desmanes cotidianos de los asesinatos, y con esa pena y ese aturdimiento se hace mucho más fácil que sean invadidos por la enfermedad del cuerpo y de la mente. Son demasiadas las campanadas de alarma que vienen de todas partes y de todas las mentes... Demasiadas las silenciosas súplicas que como profesionales de la Mente no podemos desoír, no podemos ignorar… No podemos dejar a un lado y no darle respuesta…
Por ese colega vilmente asesinado, por los miles de ciudadanos que antes que él corrieron el mismo destino aterrador, es nuestro deber humano, ético y profesional pronunciarnos.
(*) Psiquiatra venezolano.