lunes, 12 de noviembre de 2012

NO SOMOS MAYORÍA

 
                                    ALEXIS MÁRQUEZ RODRÍGUEZ (*)

Mientras no nos saquemos de la cabeza ciertas falacias, no dejaremos de ser una oposición frustrada. Una de esas falacias es la de que somos mayoría, pero un sistema electoral perverso nos arrebata el triunfo en las elecciones. Si fuésemos mayoría no podrían robarnos los votos, salvo mediante el fraude aritmético, como el de Marcos Pérez Jiménez en 1952, cuando el dictador mandó a cambiar las cifras del resultado final, que daban el triunfo a la oposición, y se puso a ganar al gobierno, provocando la renuncia de la mayoría del Consejo, por lo que tuvieron que nombrar otro que acatase sus órdenes. Tal tipo de fraude hoy es imposible por muchos factores. Lo cual no significa que ahora no se cometan hechos fraudulentos, pero de otra naturaleza.
Para probar que somos mayoría se arguye, entre otras cosas, que en el referendo constitucional y en las elecciones parlamentarias sacamos más votos que el gobierno. Pero es obvio que en los votos de la oposición en esos casos muchos fueron ocasionales, incluso de chavistas incómodos o disgustados, que sumaron sus votos a los opositores, pero sin ser realmente de oposición.
Desde luego que la votación opositora ha venido creciendo y va a crecer aún más. La tarea primordial de la oposición en estas circunstancias es cómo lograr que ese crecimiento sea constante y firme, hasta convertirnos en mayoría, aun habiendo fraude.
Otra de las falacias de la oposición es la tendencia a subestimar al chavismo. A menudo se dice que el gobierno no ha hecho nada en catorce años, y al mismo tiempo se le acusa de populista y demagogo. Pero si es populista y demagogo es porque algo ha hecho, solo que lo ha hecho mal, con obras incompletas, abandonadas antes de terminarlas, o de mala calidad. No se puede negar, por ejemplo, que en los últimos meses se ha desarrollado en todo el país un vasto plan de viviendas. Otra cosa es que haya sido en menor cantidad de lo prometido y necesario, y sobre todo que sean construcciones defectuosas, hechas con materiales de mala calidad y sin los servicios elementales, pero que en todo caso cumplen sus fines electoreros.
La tarea de la oposición en lo adelante no es sencilla ni fácil. Se trata de convertir en mayoría la minoría que hoy somos. Lo cual supone correlativamente convertir la actual mayoría chavista en minoría. Que ello es posible lo prueba que esa mayoría chavista ha ido disminuyendo progresivamente en los catorce años de gobierno de Chávez, mientras que la minoría opositora ha ido creciendo, incluso en mayores proporciones.
 
 
(*)  Escritor, abogado, ensayista y profesor universitario.  Publicado originalmente en Tal Cual el 26 de octubre de 2012.  Reproducido con permiso del autor.
 
 
 
 
 

                                                                                                                                                                                     

3 comentarios:

  1. El punto siempre es como debe ser la estrategia para invertir las mayorías. Capriles lo entendió y planteó la reconciliación intentando mostrar que nosotros los podemos querer más que Chávez y encima no tenian que darnos las gracias, pero muchos de los que decían acompañarlo se veían más falsos que una moneda de a tres y la voracidad política se les salía por los poros.
    La reconciliación por la base tiene que ser sincera y transparente, los pobres no nos deben incomodar sino que deben despertar nuestra solidaridad. Los que viven en condiciones de supervivencia no entienden de conceptos sino de afectos y es nuestro deber insoslayable para con ellos conjurar la brutal corrupción que se esconde detrás de cada uno de los actos de gobierno y no seguir permitiendo que el presidente venda el sofá como un marido cornudo.

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  2. El punto siempre es como debe ser la estrategia para invertir las mayorías. Capriles lo entendió y planteó la reconciliación intentando mostrar que nosotros los podemos querer más que Chávez y encima no tenian que darnos las gracias, pero muchos de los que decían acompañarlo se veían más falsos que una moneda de a tres y la voracidad política se les salía por los poros.
    La reconciliación por la base tiene que ser sincera y transparente, los pobres no nos deben incomodar sino que deben despertar nuestra solidaridad. Los que viven en condiciones de supervivencia no entienden de conceptos sino de afectos y es nuestro deber insoslayable para con ellos conjurar la brutal corrupción que se esconde detrás de cada uno de los actos de gobierno y no seguir permitiendo que el presidente venda el sofá como un marido cornudo.

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  3. El punto siempre es como debe ser la estrategia para invertir las mayorías. Capriles lo entendió y planteó la reconciliación intentando mostrar que nosotros los podemos querer más que Chávez y encima no tenian que darnos las gracias, pero muchos de los que decían acompañarlo se veían más falsos que una moneda de a tres y la voracidad política se les salía por los poros.
    La reconciliación por la base tiene que ser sincera y transparente, los pobres no nos deben incomodar sino que deben despertar nuestra solidaridad. Los que viven en condiciones de supervivencia no entienden de conceptos sino de afectos y es nuestro deber insoslayable para con ellos conjurar la brutal corrupción que se esconde detrás de cada uno de los actos de gobierno y no seguir permitiendo que el presidente venda el sofá como un marido cornudo.

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