jueves, 20 de octubre de 2016

UNAMUNO Y MILLÁN ASTRAY

                                                             FRAGMENTO DE  UN TEXTO DE HUGH THOMAS











“... Otro hecho notable que conmovió las líneas de batalla fue el cambio de actitud de los más eminentes intelectuales de la España anterior a la guerra. En su mayor parte se encontraban en la España republicana al ocurrir el alzamiento. Firmaron un manifiesto en el que se pedía apoyo para la República. Las firmas de este manifiesto incluían las del médico y biógrafo doctor Marañón, el embajador y novelista Pérez de Ayala, el historiador Menéndez Pidal, y el prolífico escritor y filósofo José Ortega y Gasset. Sin embargo, el efecto de las atrocidades republicanas y de la creciente influencia de los comunistas hizo que estos hombres, que habían tenido una parte tan importante en la creación de la República en 1931, aprovecharan cualquier oportunidad que tuvieran a su alcance para marchar al extranjero. Una vez allí, retiraron su apoyo a la República. 
Un camino enteramente contrario fue el seguido por el filósofo vasco Miguel de Unamuno, autor de “El sentImiento trágico de la vida” y portaestandarte de la generación del 98. Como rector de la Universidad de Salamanca, se encontró al principio de la guerra civil en territorio nacionalista. Todavía el 15 de Septiembre, continuaba apoyando el movimiento nacionalista en su “lucha por la civilización contra la tiranía”. Pero el 12 de Octubre había cambiado. En esta fecha, día de la Fiesta de la Raza, se celebró una gran ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Estaba presente el obispo de Salamanca, se encontraba allí el gobernador civil, Asistía la señora de Franco. Y también el general Millán Astray. En la presidencia estaba Unamuno, rector de la Universidad. Después de las formalidades iniciales, Millán Astray atacó violentamente a Cataluña y a las provincias vascas, describiéndolas como “cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá como exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos”. Desde el fondo del paraninfo, una voz gritó el lema de Millán Astray: “Viva la muerte”. Millán Astray dio a continuación los habituales gritos excitadores del pueblo: “¡España!”, gritó. Automáticamente, cierto número de personas contestaron: “Una “. “¡España!”, volvió a gritar Millán Astray. “¡Grande!”, replicó su auditorio, todavía algo remiso. Y al grito final de “¡España!” de Millán Astray, contestaron sus seguidores “¡Libre!”. Algunos falangistas, con sus camisas azules, saludaron con el saludo fascista al inevitable retrato sepia de Franco que colgaba de la pared sobre la silla presidencial. Todos los ojos estaban fijos en Unamuno, que se levantó lentamente y dijo: 
-“Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso – por llamarlo de algún modo – del general Millán Astray que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo – y aquí Unamuno señaló al tembloroso prelado que se encontraba a su lado – lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona”. Se detuvo. En la sala se había extendido un temeroso silencio. Jamás se había pronunciado discurso similar en la España nacionalista. ¿Qué iría a decir a continuación el rector? “Pero ahora – continuó Unamuno – acabo de oír el necrófilo e insensato grito, “Viva la muerte”. Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo como se multiplican los mutilados a su alrededor.” En este momento, Millán Astray no se pudo detener por más tiempo, y gritó: “¡Abajo la inteligencia!” ¡Viva la muerte!”, clamoreado por los falangistas. Pero Unamuno continuó: “Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho.” 
Siguió una larga pausa. Luego con un valiente gesto, el catedrático de derecho canónico salió a un lado de Unamuno y la señora de Franco al otro. Pero esta fue la última clase de Unamuno. En adelante, el rector permaneció arrestado en su domicilio. Sin duda hubiera sido encarcelado, si los nacionalistas no hubieran temido las consecuencias de tal hecho. Unamuno moría con el corazón roto de pena el último día de 1936.” 



Hugh Thomas. La Guerra Civil Española. Ruedo Ibérico

jueves, 13 de octubre de 2016

LOS TIEMPOS ESTÁN CAMBIANDO



De acuerdo a la información que trae EL PAÍS, el Premio Nobel de Literatura de 2016 ha sido adjudicado a Bob Dylan. Es sorprendente que  la Academia Sueca se haya atrevido a dar ese salto cualitativo en lo que ella consideró "Literatura". La noticia ha sido recibida con actitudes encontradas. La controversia no se ha hecho esperar entre los admiradores y los críticos. Sin pretender dirimir la polémica ni querer convertirme en experto en la materia, pertenezco a una generación que celebró con Bob Dylan y Joan Baez el ingreso del buen gusto y el talento en los textos de la canción popular de los años sesenta y lo que siguió más adelante entre nosotros con Joan Manuel Serrat cantando los textos de Antonio Machado y Miguel Hernández, superando la barrera absurda entre lo popular y lo culto, como hace siglos lo había hecho François Villon


The Times They Are a changing

Come gather around people
Wherever you roam
And admit that the waters
Around you have grown
And accept it that soon
You'll be drenched to the bone
If your time to you
Is worth savin'
Then you better start swimming
Or you'll sink like a stone
For the times they are a-changing
Come writers and critics
Who prophesize with your pen
And keep your eyes wide
The chance won't come again
And don't speak too soon
For the wheel's still in spin
And there's no telling who
That it's naming
For the loser now
Will be later to win
For the times they are a-changing
Come senators, congressmen
Please heed the call
Don't stand in the doorway
Don't block up the hall
For he that gets hurt
Will be he who has stalled
There's a battle outside
And it is raging
It'll soon shake your windows
And rattle your walls
For the times they are a-changing
Come mothers and fathers
Throughout the land
And don't criticize
What you can't understand
Your sons and your daughters
Are beyond your command
Your old road is
Rapidly aging
Please get out of the new one
If you can't lend your hand
For the times they are a-changing
The line it is drawn
The curse it is cast
The slow one now
Will later be fast
As the present now
Will later be past
The order is
Rapidly fading
And the first one now
Will later be last
For the times they are a changing



 Los tiempos están cambiando
Vamos, gente, reunámonos
donde quiera que se encuentren
y admitan que las aguas
de su alrededor han crecido,
y acepten que pronto
estarán calados hasta los huesos.
Si el tiempo es para ustedes algo que
merece la pena conservar,
entonces mejor que comiencen a nadar,
o ustedes se hundirán como una piedra,
porque los tiempos están cambiando.
Vamos, escritores y críticos,
que profetizan con sus plumas,
mantengan los ojos abiertos,
la oportunidad no se repetirá.
Y no hablen demasiado pronto,
porque la ruleta todavía está girando.
Y nadie puede decir
quién es el designado.
Porque el ahora perdedor,
será el que gane después.
Porque los tiempos están cambiando. 
Vamos, senadores y congresistas
por favor, presten atención a la llamada 
no se queden en la puerta 
no bloqueen la entrada 
porque el que salga herido 
será el que se quedó atascado. 
Hay una batalla ahí fuera 
y es atroz.
Pronto sacudirá sus ventanas,
y hará vibrar sus paredes,
porque los tiempos están cambiando.
Vamos, madres y padres
de toda la tierra,
y no critiquen
lo que no pueden entender.
Sus hijos e hijas
están más allá de su dominio.
El viejo camino está
envejeciendo rápidamente.
Por favor, salgan del nuevo
si no pueden echar una mano,
porque los tiempos están cambiando
La línea está trazada,
la maldición lanzada.
El que ahora es lento,
luego será rápido.
Así como el presente
será luego pasado
el orden está
gastándose rápidamente
y el que ahora es el primero,
será después el último,
porque los tiempos están cambiando




Traducción al español europeo

Reuníos a mí alrededor gente,
por donde quiera que vaguéis,
y admitid que las aguas
de vuestro alrededor han crecido,
y aceptad que pronto
estaréis calados hasta los huesos.
Si el tiempo es para vosotros algo que
merece la pena conservar,
entonces mejor que empecéis a nadar,
u os hundiréis como una piedra,
porque los tiempos están cambiando.
Vamos, escritores y críticos,
que profetizáis con vuestras plumas,
mantened los ojos abiertos,
la oportunidad no se repetirá.
Y no habléis demasiado pronto,
porque la ruleta todavía está girando.
Y nadie puede decir
quien es el designado.
Porque el ahora perdedor,
será el que gane después.
Porque los tiempos están cambiando.
Vamos, senadores y congresistas,
por favor presten atención a la llamada.
No se queden en la puerta,
no bloqueen la entrada.
Porque el que salga herido,
será el que se quedó atascado.
Hay una batalla ahí fuera,
y es atroz.
Pronto sacudirá vuestras ventanas,
y hará vibrar vuestras paredes,
porque los tiempos están cambiando.
Vamos, madres y padres
de toda la tierra,
y no critiquéis
lo que no podéis entender.
Vuestros hijos e hijas
están más allá de vuestro dominio.
Vuestro viejo camino está
envejeciendo rápidamente.
Por favor, salid del nuevo
si no podéis echar una mano,
porque los tiempos están cambiando
La línea está trazada,
la maldición lanzada.
El que ahora es lento,
luego será rápido.
Como el presente
será luego pasado.
El orden está destiñéndose rápidamente.
Y el que ahora es el primero,
será después el último,
porque los tiempos están cambiando





miércoles, 12 de octubre de 2016

SALUTACIÓN DEL OPTIMISTA


Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda, 
espíritus fratemos, luminosas almas, ¡salve!
Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos
lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos;
mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;
retrocede el olvido, retrocede engañada la muerte;
se anuncia un reino nuevo, feliz sibila sueña
y en la caja pandórica, de que tantas desgracias surgieron
encontramos de súbito, talismánica, pura, rïente,
cual pudiera decirla en su verso Virgilio divino,
la divina reina de luz, ¡la celeste Esperanza!
Pálidas indolencias, desconfianzas fatales que a tumba
o a perpetuo presidio condenasteis al noble entusiasmo,
ya veréis al salir del sol en un triunfo de liras,
mientras dos continentes, abonados de huesos gloriosos,
del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando,
digan al orbe: la alta virtud resucita
que a la hispana progenie hizo dueña de siglos.
Abominad la boca que predice desgracias eternas,
abominad los ojos que ven sólo zodíacos funestos,
abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres,
o que la tea empuñan o la daga suicida.
Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
la inminencia de algo fatal hoy conmueve la Tierra;
fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
y algo se inicia como vasto social cataclismo
sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las savias dormidas
no despiertan entonces en el tronco del roble gigante
bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?
¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos
y que el alma española juzgase áptera y ciega y tullida?
No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo,
ni entre momias y piedras reina que habita el sepulcro,
la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosas,
ni la que tras los mares en que yace sepultada la Atlántida,
tiene su coro de vástagos altos, robustos y fuertes.
Únanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos;
formen todos un solo haz de energía ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros
y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,
así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
de los egregios padres que abrieron el surco pristino,
sientan los soplos agrarios de primaverales retornos
y el amor de espigas que inició la labor triptolémica.
Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
La latina estirpe verá la gran alba futura:
en un trueno de música gloriosa, millones de labios
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
Oriente augusto, en donde todo lo cambia y renueva
la eternidad de Dios, la actividad infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros.
¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!
Rubén Darío