Para una recién estrenada psicóloga, con cierta trayectoria
enfrentando el miedo y el dolor humano desde otras vertientes, la Psiquiatría de
Enlace constituye un reto nuevo y temido.
Este miedo anticipado termina en muchos
casos justificado. A un paciente que debe ser intervenido quirúrgicamente para volver a caminar con
normalidad se le piden donantes de sangre porque el hospital no tiene el
fluido vital en su banco. El paciente no los consigue, quedando condenado a no
poder caminar con normalidad en el futuro. ¿Cómo se le da contención? Nos
enfrentamos al miedo de no poder, de no saber cómo hacerlo, a nuestra
limitación o como dirían los psicoanalistas, a nuestra castración, agravada
porque no se trata de nosotros mismos sino de lo que no podemos hacer por los
otros.
La Psiquiatría
de Enlace implica entre otras tareas, conectarse con el sufrimiento duplicado del
paciente, pues se trata del dolor psíquico aumentado por un padecimiento físico
o tal vez debiera decirse que el dolor psíquico habla a través del cuerpo, al
no encontrar salida mediante el pensamiento y la palabra.
En todo caso, el paciente sufre el doble
y con él, quienes fungen de terapeutas, especialmente cuando se inician en la
tarea. Se sufre el dolor del paciente, poniendo a prueba la propia capacidad
para soportarlo.
El principiante puede sorprenderse al saber
que el trabajo terapéutico no sólo lo ejecuta el psicólogo, el psiquiatra o el
médico tratante; sin saberlo, también hacen terapia las enfermeras, las
secretarias, la trabajadora social, los porteros, el personal de limpieza y los
familiares de otros pacientes, quienes con una palabra amable, un chiste, un
saludo cariñoso o un favor, alivian el dolor y el miedo. Probablemente un
fenómeno de identificación los mueve hacia la solidaridad, pero en este caso no
importa la razón sino el resultado.
Las situaciones extremas, pueden sacar de
nosotros lo mejor y lo peor, eso es bien sabido; sin embargo resulta
sorprendente ser testigo de que la empatía de una secretaria puede superar con
creces la labor de un trabajador social amodorrado o tal vez desmoralizado
ante las carencias a las que se enfrenta el hospital y con él, todo un país. La
secretaria trae ropa de su casa, que pertenece a su familia para regalarla a un
paciente carente de recursos y de contención por parte de sus parientes. Más
sorprendente aún es la respuesta del paciente, quien sólo por ese gesto, parece
mejorar aceleradamente. Se constata entonces la importancia del elemento
psicológico de las enfermedades físicas, de lo emocional, de lo que nos hace humanos,
entendiendo como tal la sensibilidad al sufrimiento ajeno.
Por otra parte, la Psiquiatría de Enlace, como su nombre sugiere, significa trabajar junto al médico, lo cual puede
comportar dificultades. En la práctica
cotidiana, el médico tratante es un residente, lleno de prisas, angustias e
incertidumbres derivadas del no saber; es un aprendiz, como todos lo somos,
pero esa circunstancia a él le pesa más, pues se supone obligado a vencer la
enfermedad y la muerte, tarea que constituye el núcleo de su labor. Pensándose
dueño de ese poder, lleva una pesada carga, que aumenta por su condición de principiante;
tiene que rendir cuentas de su labor al adjunto, al médico que tiene mayor
experiencia, al maestro, con la presión que eso implica. Esta situación lo
lleva muchas veces a descuidar al paciente, en un intento por sobrevivir en el
postgrado, pues no hay tiempo, no hay conocimiento suficiente aún; el descuido
puede ser estrictamente biológico pero más aún psicológico.
Paradójicamente, para el médico puede ser difícil tener empatía con el
paciente y conectarse con su sufrimiento, él tiene los suyos y no son pocos.
Además, él está más familiarizado con el funcionamiento biológico de esa
máquina maravillosa que es el cuerpo y en eso se concentra; podría pensarse que
se desensibiliza ante el dolor como defensa, para poder trabajar, se mecaniza; otros
aspectos resultan secundarios para él,
cuando no inexistentes.
Así, no todos los médicos de las diversas
especialidades admiten el componente psicológico de las enfermedades,
independientemente de su etiología. Muchos de ellos a lo sumo, esperan que el
psicólogo o el psiquiatra a manera de mago, haga que el síntoma desaparezca
instantáneamente con un medicamento, siendo esa la mayor aproximación posible a
la psicología, lo cual de ningún modo lo es, evidentemente.
Las actividades de enlace incluyen
educación o implementación de programas de prevención en la atención de los
pacientes, a cargo del psicólogo y/o del
psiquiatra; los residentes de Psiquiatría de Enlace realizan cada año talleres
de sensibilización o educación, pero al parecer la información transmitida cae en saco roto. El médico, cuando
mucho, sigue esperando por la pócima mágica que calme al paciente, que lo ponga
contento y lo haga dormir. Esto no significa que los talleres deban dejar de
hacerse, contrariamente, es necesario insistir más aún en realizarlos,
entendiendo que la educación y el aprendizaje nunca termina, por muy expertos
que nos lleguemos a creer.
Pero no todo es obstáculo en Psiquiatría
de Enlace; además de la solidaridad inesperada de muchos trabajadores de un
hospital, se produce otra más sorprendente aún y es la que proviene de los
propios pacientes, quienes identificados en el sufrimiento del otro, hacen lo
que pueden por aliviarlo.
La capacidad de resiliencia de los pacientes, es otro elemento que asombra, especialmente la de los que se encuentran en peores condiciones físicas, pero no psíquicas y es precisamente esto lo que revela la importancia del factor psicológico de la enfermedad. Así, para muchos de ellos, la capacidad de recuperarse y la solidaridad forman un todo que deviene terapéutico y que se multiplica.
La capacidad de resiliencia de los pacientes, es otro elemento que asombra, especialmente la de los que se encuentran en peores condiciones físicas, pero no psíquicas y es precisamente esto lo que revela la importancia del factor psicológico de la enfermedad. Así, para muchos de ellos, la capacidad de recuperarse y la solidaridad forman un todo que deviene terapéutico y que se multiplica.
Al final de este corto pero intenso
recorrido por el miedo, el dolor, la solidaridad y la resiliencia, el balance
es positivo pues queda un valioso aprendizaje, incluyendo una cuota que se irá
decantando hasta hacerse asimilable, además del agradecimiento por haber tenido
la oportunidad de realizar esta pasantía, que acerca mucho más que otras
labores, a lo que implica ser más humano.
(*) Abogada, UCV 1991. Licenciada en Psicología, UCV 2013. Tesista del postgrado en Clínica Mental (Psicología Clínica) Universidad Central de Venezuela. Facultad de Medicina, sede Hospital Psiquiátrico de Caracas.
(*) Abogada, UCV 1991. Licenciada en Psicología, UCV 2013. Tesista del postgrado en Clínica Mental (Psicología Clínica) Universidad Central de Venezuela. Facultad de Medicina, sede Hospital Psiquiátrico de Caracas.
Estimada colega Gabriela Ferraro,
ResponderEliminargracias por colocar en palabras una realidad tan dura y bella a la vez que se escapa de la luz, de la que pocos hablan. Tu escrito me ha trasladado por completo a los pasillos del hospital y a la cara de mis pacientes, definitivamente una gran casa donde todos somos familia y damos lo mejor de lo que somos. Te invito a seguir siendo su voz de lucha, así como a seguir brindando luz y esperanza. Felicidades por ello.
Eneida Farro
Psicóloga residente egresada en 2005
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEneida: me alegra haberte hecho relaizar ese pequeño viaje. Tu comentario me estimula y compromete. Mchas gracias!
EliminarSaludos
Mariela
Este es un artículo que expresa lo vivido como una experiencia que ha contribuido a su formación profesional pero con un ingrediente de un gran sentimiento solidario y conmovedor.
ResponderEliminarEn efecto, contribuyó en mi formación pero también me aportó mucho desde el punto de vista humano... Gracias por el comentario!
EliminarENRIQUE ESCRIBIÓ:
ResponderEliminarDR. FP: GRACIAS POR ENVIARME TAN INTERESANTE ARTICULO. HOY APRENDÍ ALGO NUEVO. SALUDOS, ENRIQUE O.
Muchas gracias por el concepto emitido sobre lo que escribí, me alegra haber hecho un aporte. Saludos
EliminarMuy loable y agradezco el envío y la inserción de este texto en uno de tus blogs. Observo una mayor claridad en lo expresado y que no es otra cosa que las experiencias de un pasante en uno de los servicios del hospital psiquiátrico donde está asignado. Se vive con el pasante la ansiedad que le genera el toparse con la realidad del paciente y los servicios que se le brindan y como es obvio esperar denuncia la carencia de recursos para medio ayudar al individuo y su familia. Me gustó mucho esa forma de definir la importancia de concebir al paciente no sólo como portavoz de sus dolencias sino también el involucrar a todos en la dinámica de la curación. Lo escrito: "el dolor psíquico habla a través del cuerpo al no encontrar salida mediante el pensamiento y la palabra" es una excelente definición de la incertidumbre de lo psicosomático, concepto y razonamiento muy poco comprendido por la medicina mecanicista, biologista, aupada en la actualidad por la extrema ayuda de las nuevas tecnologías. Surge la idea de redefinir ese apartado o clasificación de la "Psiquiatría de enlace" Es decir de la inter y transdisciplinariedad que debe ser ampliada hacia todas las disciplinas del saber y del vivir, convocando a la familia, a los vecinos, a la comunidad para que opine con igual derecho que el representado por los médicos, psicólogos y otros que tienen que ver con el cuido, resguardo y recuperación de la salud, del buen vivir.
ResponderEliminarMuy encomiable ese taller de trabajo en el cual participen todos los profesionales y gente del entorno que ustedes denomina como psiquiatría de enlace. Si!!!a enlazar y no a dividir. Chao
Me alegra haber podido transmitir lo que me hizo vivir esta pasantía. Estoy de acuerdo con usted en lo que menciona sobre las nuevas tecnologías; pienso que más que sernos útiles, terminan avasallándonos por intervenir en casi todas las áreas de nuestras vidas. Muchas gracias por su comentario.
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