sábado, 3 de diciembre de 2016

UNA PASANTÍA POR EL MIEDO, EL DOLOR, LA SOLIDARIDAD Y LA RESILIENCIA

MARIELA FERRARO (*)






Para una recién estrenada psicóloga, con cierta trayectoria enfrentando el miedo y el dolor humano desde otras vertientes, la Psiquiatría de Enlace constituye un reto nuevo y temido.
Este miedo anticipado termina en muchos casos justificado. A un paciente que debe ser intervenido quirúrgicamente para volver a caminar con normalidad se le piden donantes de sangre porque el hospital no tiene el fluido vital en su banco. El paciente no los consigue, quedando condenado a no poder caminar con normalidad en el futuro. ¿Cómo se le da contención? Nos enfrentamos al miedo de no poder, de no saber cómo hacerlo, a nuestra limitación o como dirían los psicoanalistas, a nuestra castración, agravada porque no se trata de nosotros mismos sino de lo que no podemos hacer por los otros.



            La Psiquiatría de Enlace implica entre otras tareas, conectarse con el sufrimiento duplicado del paciente, pues se trata del dolor psíquico aumentado por un padecimiento físico o tal vez debiera decirse que el dolor psíquico habla a través del cuerpo, al no encontrar salida mediante el pensamiento y la palabra.
En todo caso, el paciente sufre el doble y con él, quienes fungen de terapeutas, especialmente cuando se inician en la tarea. Se sufre el dolor del paciente, poniendo a prueba la propia capacidad para soportarlo.
El principiante puede sorprenderse al saber que el trabajo terapéutico no sólo lo ejecuta el psicólogo, el psiquiatra o el médico tratante; sin saberlo, también hacen terapia las enfermeras, las secretarias, la trabajadora social, los porteros, el personal de limpieza y los familiares de otros pacientes, quienes con una palabra amable, un chiste, un saludo cariñoso o un favor, alivian el dolor y el miedo. Probablemente un fenómeno de identificación los mueve hacia la solidaridad, pero en este caso no importa la razón sino el resultado.
Las situaciones extremas, pueden sacar de nosotros lo mejor y lo peor, eso es bien sabido; sin embargo resulta sorprendente ser testigo de que la empatía de una secretaria puede superar con creces la labor de un trabajador social amodorrado o tal vez desmoralizado ante las carencias a las que se enfrenta el hospital y con él, todo un país. La secretaria trae ropa de su casa, que pertenece a su familia para regalarla a un paciente carente de recursos y de contención por parte de sus parientes. Más sorprendente aún es la respuesta del paciente, quien sólo por ese gesto, parece mejorar aceleradamente. Se constata entonces la importancia del elemento psicológico de las enfermedades físicas, de lo emocional, de lo que nos hace humanos, entendiendo como tal la sensibilidad al sufrimiento ajeno.



Por otra parte, la Psiquiatría de Enlace, como su nombre sugiere, significa trabajar junto al médico, lo cual puede comportar  dificultades. En la práctica cotidiana, el médico tratante es un residente, lleno de prisas, angustias e incertidumbres derivadas del no saber; es un aprendiz, como todos lo somos, pero esa circunstancia a él le pesa más, pues se supone obligado a vencer la enfermedad y la muerte, tarea que constituye el núcleo de su labor. Pensándose dueño de ese poder, lleva una pesada carga, que aumenta por su condición de principiante; tiene que rendir cuentas de su labor al adjunto, al médico que tiene mayor experiencia, al maestro, con la presión que eso implica. Esta situación lo lleva muchas veces a descuidar al paciente, en un intento por sobrevivir en el postgrado, pues no hay tiempo, no hay conocimiento suficiente aún; el descuido puede ser estrictamente biológico pero más aún psicológico.




Paradójicamente, para el  médico puede ser difícil tener empatía con el paciente y conectarse con su sufrimiento, él tiene los suyos y no son pocos. Además, él está más familiarizado con el funcionamiento biológico de esa máquina maravillosa que es el cuerpo y en eso se concentra; podría pensarse que se desensibiliza ante el dolor como defensa, para poder trabajar, se mecaniza; otros aspectos  resultan secundarios para él, cuando no inexistentes.
Así, no todos los médicos de las diversas especialidades admiten el componente psicológico de las enfermedades, independientemente de su etiología. Muchos de ellos a lo sumo, esperan que el psicólogo o el psiquiatra a manera de mago, haga que el síntoma desaparezca instantáneamente con un medicamento, siendo esa la mayor aproximación posible a la psicología, lo cual de ningún modo lo es, evidentemente.
Las actividades de enlace incluyen educación o implementación de programas de prevención en la atención de los pacientes, a cargo del  psicólogo y/o del psiquiatra; los residentes de Psiquiatría de Enlace realizan cada año talleres de sensibilización o educación, pero al parecer la información transmitida cae en saco roto. El médico, cuando mucho, sigue esperando por la pócima mágica que calme al paciente, que lo ponga contento y lo haga dormir. Esto no significa que los talleres deban dejar de hacerse, contrariamente, es necesario insistir más aún en realizarlos, entendiendo que la educación y el aprendizaje nunca termina, por muy expertos que nos lleguemos a creer.
Pero no todo es obstáculo en Psiquiatría de Enlace; además de la solidaridad inesperada de muchos trabajadores de un hospital, se produce otra más sorprendente aún y es la que proviene de los propios pacientes, quienes identificados en el sufrimiento del otro, hacen lo que pueden por aliviarlo.  

La capacidad de resiliencia de los pacientes, es otro elemento que asombra, especialmente la de los que se encuentran en peores condiciones físicas, pero no psíquicas y es precisamente esto lo que revela la importancia del factor psicológico de la enfermedad. Así, para muchos de ellos, la capacidad de recuperarse y la solidaridad forman un todo que deviene terapéutico y que se multiplica.

Al final de este corto pero intenso recorrido por el miedo, el dolor, la solidaridad y la resiliencia, el balance es positivo pues queda un valioso aprendizaje, incluyendo una cuota que se irá decantando hasta hacerse asimilable, además del agradecimiento por haber tenido la oportunidad de realizar esta pasantía, que acerca mucho más que otras labores, a lo que implica ser más humano.








(*) Abogada, UCV 1991. Licenciada en Psicología, UCV 2013. Tesista del postgrado en Clínica Mental (Psicología Clínica) Universidad Central de Venezuela. Facultad de Medicina, sede Hospital Psiquiátrico de Caracas.


9 comentarios:

  1. Estimada colega Gabriela Ferraro,
    gracias por colocar en palabras una realidad tan dura y bella a la vez que se escapa de la luz, de la que pocos hablan. Tu escrito me ha trasladado por completo a los pasillos del hospital y a la cara de mis pacientes, definitivamente una gran casa donde todos somos familia y damos lo mejor de lo que somos. Te invito a seguir siendo su voz de lucha, así como a seguir brindando luz y esperanza. Felicidades por ello.

    Eneida Farro
    Psicóloga residente egresada en 2005

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    2. Eneida: me alegra haberte hecho relaizar ese pequeño viaje. Tu comentario me estimula y compromete. Mchas gracias!
      Saludos
      Mariela

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  2. María cristina Di Prisco3 de diciembre de 2016, 11:58

    Este es un artículo que expresa lo vivido como una experiencia que ha contribuido a su formación profesional pero con un ingrediente de un gran sentimiento solidario y conmovedor.

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    1. En efecto, contribuyó en mi formación pero también me aportó mucho desde el punto de vista humano... Gracias por el comentario!

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  3. ENRIQUE ESCRIBIÓ:
    DR. FP: GRACIAS POR ENVIARME TAN INTERESANTE ARTICULO. HOY APRENDÍ ALGO NUEVO. SALUDOS, ENRIQUE O.

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    1. Muchas gracias por el concepto emitido sobre lo que escribí, me alegra haber hecho un aporte. Saludos

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  4. Muy loable y agradezco el envío y la inserción de este texto en uno de tus blogs. Observo una mayor claridad en lo expresado y que no es otra cosa que las experiencias de un pasante en uno de los servicios del hospital psiquiátrico donde está asignado. Se vive con el pasante la ansiedad que le genera el toparse con la realidad del paciente y los servicios que se le brindan y como es obvio esperar denuncia la carencia de recursos para medio ayudar al individuo y su familia. Me gustó mucho esa forma de definir la importancia de concebir al paciente no sólo como portavoz de sus dolencias sino también el involucrar a todos en la dinámica de la curación. Lo escrito: "el dolor psíquico habla a través del cuerpo al no encontrar salida mediante el pensamiento y la palabra" es una excelente definición de la incertidumbre de lo psicosomático, concepto y razonamiento muy poco comprendido por la medicina mecanicista, biologista, aupada en la actualidad por la extrema ayuda de las nuevas tecnologías. Surge la idea de redefinir ese apartado o clasificación de la "Psiquiatría de enlace" Es decir de la inter y transdisciplinariedad que debe ser ampliada hacia todas las disciplinas del saber y del vivir, convocando a la familia, a los vecinos, a la comunidad para que opine con igual derecho que el representado por los médicos, psicólogos y otros que tienen que ver con el cuido, resguardo y recuperación de la salud, del buen vivir.
    Muy encomiable ese taller de trabajo en el cual participen todos los profesionales y gente del entorno que ustedes denomina como psiquiatría de enlace. Si!!!a enlazar y no a dividir. Chao

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    1. Me alegra haber podido transmitir lo que me hizo vivir esta pasantía. Estoy de acuerdo con usted en lo que menciona sobre las nuevas tecnologías; pienso que más que sernos útiles, terminan avasallándonos por intervenir en casi todas las áreas de nuestras vidas. Muchas gracias por su comentario.

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