NELSON HAMANA (*)
Intentando
recoger en un breve espacio alguna reflexión sobre el problema de la
reconciliación en Venezuela, nos encontramos con una grave diferencia del punto
de partida de las dos posturas encontradas.
De un lado se
piensa, que el país reclama solo eficiencia en la tarea de gobernar y del lado
del Presidente, no sé si de manera consciente o inconsciente, se plantea el
problema del reconocimiento y la representación, que son los principales
anhelos del marginado, quien aspira a ser simplemente humano, con una humanidad
que no es reflexiva sino simbólica.
Una manera
propia de ilustrarlo, es la de compararlo con las relaciones viles de pareja
que se dan en los sectores de pobreza. A las mujeres se les oye decir que quieren
un hombre “para que las represente” y en ese punto, son capaces de soportar la
violencia y la irresponsabilidad de quien elude a su propios hijos con tal de
sentirse “apropiada” por “su hombre”.
En esta
circunstancia tanto la mujer como el pobre, se sienten delimitados en la
realidad, se convierten en algo que realmente existe, porque cuando menos son
propiedad de alguien, es una forma de reconocimiento de quienes se saben
ignorados y se convierten en “alguien”, se les da una posición de poder, que pretende
ser reconocida por las asignaciones
económicas.
El problema
está, que esta forma de relación donde
hay “apropiación del otro” es una relación vil y engañosa, es una relación de
poder donde no hay reconocimiento sino una forma perversa de opresión. El final
será como el de toda relación injusta, se llenará de desilusión y resentimiento
el engañado y con tristeza, hay que reconocer que muchas veces termina con
violencia.
Es fácil para
quien tiene una ilustración de pacotilla actuar de manera simbólica, no
tiene el estorbo de la reflexión, no
tienen el enfrentamiento de la idea y la voluntad, están dominados por los
sentimientos.
Del otro
lado, la ilustración modernista, estorba para la expresión simbólica y aparece
como débil cualquier oferta de reconocimiento que pase por la difícil tarea de
parecerse a nosotros, condición ineludible por donde pasa el progreso. Estas
cosas son difíciles de incorporar en un pueblo que confía en “María Lionza” y
ahora en la “macumba” y el “vudú”, y como aparece tantas veces en el imaginario
latinoamericano, tengo la impresión de que Jesús se convirtió en “Changó” y no
a la inversa.
En este
punto, prefiero los desacuerdos a los halagos.
Hola Franklin: Muy buena la polémica.
ResponderEliminarSólo deslizaría que esa condición de "sentirse representadas" no ocurre sólo en el sector "pobre" que me imagino quiso el autor ubicar en el sector de menos recursos económicos. Lamentablemente, y seguro tu sabes mas de eso que nos, el fenómeno está presente en todos los niveles, si bien mas acentuado entre los mas necesitados... o menoshabientes.
Hablando en otro tono: Qué te parece entrarle al tópico del cuestionado video " CCS ciudad de despedidas " ?
Video que han satanizado tirios y troyanos, o mejor aqueos y troyanos, cuando mas bien pienso yo que tiene la inmensa virtud de pintar a esa juventud tal cual piensa y siente...
O es que los que lo cuestionan se creen "demassssiaaado" diferentes a esos testigos-intérpretes de esto que nos toca vivir como adultos-auditorio.
Hay una jovencita que dice ""...es que si uno se va, no tiene uno punto de partida.."" Superficial un cuerno !!!!
Siempre estimulante tu colcha ...
Un abrazo.
Luis
En realidad, aquí soy un anfitrión. Es el autor del artículo quien te debe responder. Pero dado que él mismo ha dicho que prefiere los desacuerdos a los halagos, diré que existe una opinión generalizada de que la violencia intrafamiliar es más común en los sectores populares. Me atrevo a citar a la Prof. Magaly Huggins, experta en el tema, que afirma lo contrario: la violencia en el hogar se da en todos los sectores, sólo que no se publica.
ResponderEliminarEn relación al video, ya opiné en Facebook contra todos esos fariseos de nuevo cuño que obligaron con sus agresiones a retirar un trabajo audiovisual excelente que me recuerda al mejor Godard ("Masculin & Féminin") Esos jóvenes, además, afirman que su opinión es parcial, que a lo mejor hay otras perspectivas, etc. Algo lamentable y grave que muestra el grado de intolerancia al que hemos llegado.
El punto no es tanto la violencia familiar como la discrepancia en la visión del poder que impide la necesaria recpnciliación para ver si por fin llegamos a covertirnos en una sociedad.
ResponderEliminarYo no vi ese video, pero quisiera verlo para comentar. Agradezco si me dicen como.
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