domingo, 15 de diciembre de 2013

EL PRINCIPITO Y SAINT-EXUPÉRY



                                        Alirio Pérez Lo Presti (*)










En 2013 se cumplen los 70 años de la aparición de lo que muchos han considerado una de las grandes obras maestras de la literatura de todos los tiempos. Son innumerables los juicios y opiniones en
relación a la obra literaria "El principito". Se trata de un texto muy conocido, cuyas repercusiones histórico-literarias tal vez apenas están comenzando. He leído análisis y críticas sobre esta obra, que van desde el apego y cariño de quien lo ha leído desde la infancia hasta el repudio y rechazo más furioso, a través de la perspectiva  política e incluso filosófica.

Con más de 150 millones de copias (las reproducciones ilegales hacen que la cifra sea imposible de precisar), mucho más de un millón de libros vendidos por año y traducido  a más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo al sistema de lectura braille, Le Petit Prince (El principito) es quizá uno de los libros más influyentes de la civilización, que sigue sumando lectores conforme pasa el tiempo.

Considero que es de una hondura abismal, donde el amor, la amistad, el engaño, la infidelidad, la idea de trascender, la experiencia del viaje y la permanente presencia de la muerte conmueven a muchos al punto de convertir este texto en un icono de culto. Que lo sigan leyendo lectores de todas las edades y durante siete décadas consecutivas haya estado presente entre nosotros, nos induce a volverlo a leer con la mirada renovada del ser que va cambiando inexorablemente conforme va pasando el tiempo.

Como cualquiera, tengo mis percepciones sobre este libro.











Una de las cosas que más me llama la atención es el manejo de las metáforas y las paradojas, ambos recursos literarios inexorablemente vinculados con formas de pensamiento muy complejo.

Las metáforas consisten en la aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación y facilitar su comprensión. Por ejemplo: "la primavera de la vida" (DRAE).

Las paradojas son figuras de pensamiento que consisten en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Por ejemplo: "mira al avaro, en sus riquezas, pobre" (DRAE).

Lo cierto es que en "El principito" se muestran metáforas, paradojas y excepcionales paradojas metafóricas. Todo ello hace que su lectura sea interpretada y potencialmente interpretable de múltiples formas, lo cual a mi parecer, hace que el texto sea de interés ilimitado, de infinita riqueza.

Comienza con una dedicatoria inusual: "A Léon Werth cuando era niño". Pero hoy día creo que en realidad el texto tiene más acertijos que elementos de certidumbre. De hecho, pese a ser un  clásico "juvenil", es mucho más que un libro para niños, y así arrancan las paradojas inherentes al texto.

Por otra parte, se encuentra el elemento universal del viaje. El alejarse de la situación que le afecta en su centro íntimo, para salir a conocer "el mundo" con sus cosas "raras" y sus particulares miserias. Antes de llegar a la tierra, El principito recorre varios planetas habitados por personajes emblemáticos de lo que vendría a ser el ser humano y sus diferentes manifestaciones, unas loables, otras patéticas.









Pero hay que tener claro qué es lo que induce a El principito a partir. El engaño de La Rosa. Su vida, como señala el texto, era melancólica hasta que aparece la figura femenina y todo es modificado. La fascinación por ella y la trampa de quien es engañado:

"-En la tarde, me pondrás bajo una campana. Hace mucho frío en tu casa. Estás mal instalado. Allá de donde yo vengo...".

"Pero ella se interrumpió. Había venido bajo la forma de semilla. No había podido conocer otros mundos...".

Todo ello para conducir a El principito a una culpa inherente al desamor:

"– No habría debido escucharla (...) no se debe jamás escuchar a las flores. Basta contemplarlas y olerlas (...)".





Culpa que es mitigada por el personaje de El zorro (una especie de psicoterapeuta) que le enseña a El principito la naturaleza de los verdaderos afectos. Para luego comparar a su Flor con las que conforman un rosal, espetándolas: " Son bellas, pero están vacías (...) No se puede morir por ustedes".

Hombre que intenta comprender lo femenino, Saint-Exupéry (El principito) compara a "la única" con "el montón" del  jardín floreado de rosas.

Haciendo una comparación entre el texto y la vida de su autor, considero que El principito es un excepcional texto literario de carácter profundamente autobiográfico, lo cual a mi juicio constituye el sino que lo marca, lo define e inevitablemente lo enriquece.

Por último, la idea de trascendencia que atañe a la muerte. El Principito hace un pacto con la serpiente y desaparece. Duro acertijo. ¿El final y la trascendencia?

Hoy lo leo y veo en este texto la autobiografía de uno de los más grandes escritores de todos los tiempos: Antoine de Saint-Exupéry.






@perezlopresti





(*) Publicado originalmente en EL UNIVERSAL
el sábado 7 de diciembre de 2013.
Reproducido con permiso del autor

1 comentario:

  1. Encuentro a un Alirio romántico, tierno, amoroso que por una vez en lugar de su habitual acidez, descubre su hermosa alma!!! gracias Franklin por incorporarlo. Gracias, Alirio por existir y ser mi amigo.

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