domingo, 28 de julio de 2013

Ideas para tener una "ciudad saludable"

                               José Félix Oletta
 
 
 
 
 
 
Con motivo de la conmemoración de los 446 años de la Fundación de Caracas, el doctor José Félix Oletta, como Orador de Orden, pronunció el siguiente discurso  en el acto celebrado en la Plaza Brión, Chacaíto. 25 de julio de 2013. El doctor Oletta es  médico internista, profesor universitario, investigador y ex-titular  del Ministerio de  Sanidad (actual Ministerio del Poder Popular para la Salud) durante el segundo gobierno de Rafael Caldera.

 
 
Con humildad, en nombre de mi familia y personalmente, recibo la honrosa distinción de ser el orador de orden con motivo del 446· aniversario de la fundación de la ciudad capital de Venezuela. A la vez me siento gratificado como ciudadano, por la generosa designación que me ha hecho el Sr. Alcalde Metropolitano, Dr. Antonio Ledezma, designación compartida por el honorable Cabildo Metropolitano.
 
Esta celebración es motivo de una "fiesta por la convivencia, con libertad, paz, armonía y participación", como ha anunciado el Sr. Alcalde Metropolitano, pero también un reto, para "seguir luchando para hacer realidad los sueños que tiene la gente, de tener mejor calidad de vida" y de "promover la construcción de ciudadanía".
 
Sencillas palabras que resumen el compromiso de una aspiración común de las autoridades, los funcionarios, las organizaciones de la sociedad civil, las familias, en fin, los ciudadanos de la capital.
 
Pero, ¿cómo reencontrar el camino que nos conduzca como sociedad, a la convivencia pacífica, al respeto por las normas, a conciliar esfuerzos mancomunados para alcanzar objetivos, al respeto por los demás y por su forma de pensar?, ¿cómo superar las diferencias del pasado y del presente, alimentadas por los resentimientos, los prejuicios y la mutua descalificación?, ¿cómo superar los desencuentros por razones ideológicas? ¿Cómo avanzar más allá de la descalificación y el insulto que impide las mínimas condiciones que propician un diálogo? ¿Cómo romper el ciclo de mutua intolerancia que anula cualquier tipo de iniciativa y que ha impedido avances, para que la Gran Metrópoli siga avanzando como espacio digno para la vida de sus ciudadanos?
 
El primer paso, para salir de este ciclo involutivo y decadente, parece ser entender y descubrir el momento en que vivimos, que nos llama a la reflexión, al análisis de la compleja situación política, social, ética y económica y que nos impulsa a buscar con urgencia caminos y estrategias para romper la polarización y la exclusión; para explorar puntos de convergencia, ideas seminales, temas de común interés, de aproximarnos, libremente y con respeto, para estudiar los determinantes de los problemas que padecemos y que deterioran sin duda la calidad de vida de los habitantes.
 
Solo después de lograr acuerdos, para discutir temas fundamentales, podremos entrar a participar en una etapa de construcción de propuestas, integradas en un plan de desarrollo armónico de la ciudad. Solo así, estaremos ejerciendo una forma de ciudadanía más avanzada, más allá de la ciudanía nominal que nos reconoce la Constitución.
 
En este camino, un paso fundamental fue dado al proponer el Plan Estratégico Metropolitano 2020. Iniciativa de la Alcaldía Metropolitana de Caracas que parte de la premisa de mancomunar esfuerzos tendentes a hacer de Caracas una ciudad incluyente y equitativa que abarca la totalidad del AMC. Está concebido como un proyecto común, con participación de la comunidad, comprometido con el desarrollo sostenible de la ciudad, marco de referencia para una visión compartida de ciudad y un proyecto a futuro, orientado a la transformación de la ciudad. Hace falta un gran esfuerzo para socializar el Plan, para que los ciudadanos se adueñen del mismo, se identifiquen con sus propósitos, trasciendan la polarización, para convocar voluntades y compromisos, alineados en objetivos comunes. De impulsar esfuerzos, de darles continuidad, de articular las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos con los proyectos, la gestión de los gobernantes y la evaluación de los resultados.
Los problemas de gobernabilidad son el primer y principal obstáculo para la viabilidad de cualquier proyecto de planes de políticas públicas para la ciudad y en particular para diseñar y desarrollar un plan que abarque y beneficie a toda el Área Metropolitana. Así había sido identificado a finales de los años 90 y era una condición requerida para dar solución a los complejos desafíos de la ciudad de Caracas. Ese propósito no fue alcanzado en los últimos 15 años, por el contrario, fue desviado y hoy tenemos mayor fragmentación y parcelación de los órganos de gobierno, algunos de ellos con legitimidad cuestionada y apartadas del propósito del legislador constitucional, como por ejemplo, la creación de un nivel ejecutivo ejercido por un Jefe de Gobierno del Distrito Capital que usurpa las funciones y competencias de la Alcaldía Mayor.
Además, la polarización política ha impedido reiteradamente la coordinación de esfuerzos conjuntos entre la Alcaldía Libertador y las demás Alcaldías.
En este contexto, como ciudadano, como caraqueño, como profesor universitario y como médico, tengo el deber de contribuir con algunas ideas y experiencias para la discusión y el debate de políticas públicas en salud, para el Área Metropolitana de Caracas, que pueden ser articuladas en el Plan Maestro de la ciudad, con el objeto de lograr la calidad de vida que merecemos, por ejemplo:
¿Cuál es la situación de salud del Área Metropolitana de Caracas?
El modelo actual de provisión de salud del AMC se encuentra segmentado y fragmentado, con una considerable superposición de servicios entre diversos proveedores. A esto se ha sumado el sistema paralelo de salud Barrio Adentro a partir de 2003. Las fuentes de financiamiento no están unificadas y se están utilizando importantes montos extra presupuestarios. El gobierno central y muchos entes autónomos y descentralizados contratan y compran gran cantidad de servicios al sector privado de la salud. La inversión per cápita es inequitativa y es 60 veces mayor que la ofrecida a las personas que acuden a los servicios públicos de salud, que no supera 150 dólares per cápita por año. El gasto total en salud ha sido fluctuante e insuficiente. Esto ha afectado la asignación de recursos a los servicios de salud del AMC, muchos de ellos, hospitales que demandan equipos e insumos de alta tecnología de elevado costo. Algunos de estos hospitales son además centros de referencia nacional para la resolución de casos complejos que requieren equipos especializados.
Toda esta situación reproduce con creces en el Área Metropolitana de Caracas las carencias que ocurren en todo el territorio nacional.
La responsabilidad sobre las medidas de salud pública no están bien definidas y existen marcadas deficiencias y debilidades en los programas de salud pública nacionales y metropolitanos. Es el caso de los programas de control de enfermedades endémicas, que aun descentralizados a los estados y municipios dependen de la responsabilidad central del MPPS y finalmente han sido re-­‐ centralizados. Los montos de los recursos asignados a estos programas verticales son insuficientes y alcanzan a menos del 5% del presupuesto nacional asignado al ministerio de salud.
El programa ampliado de inmunizaciones es gestionado fundamentalmente por el MPPS y ha presentado serias deficiencias en su desempeño a nivel nacional y regional. A nivel del AMC en 2007, todas las coberturas de inmunizaciones, excepto BCG fueron subóptimas, tres de ellas por debajo del promedio nacional.
La vigilancia epidemiológica en el AMC ha sido sometida, desde 2007, a nuevos retos para la salud, como las enfermedades emergentes y re-­‐emergentes, es el caso de los brotes urbanos y periurbanos de enfermedad de Chagas agudo de transmisión oral. Los triatominos, vectores de la enfermedad, fácilmente atacan a los seres humanos en centros urbanos altamente poblados, con riesgo tanto en los barrios pobres periurbanos como en las urbanizaciones donde residen personas con mayor nivel socio-económico. Las investigaciones realizadas hasta el año 2005, identificaron que el 76 % de los especímenes de Panstrongylus geniculatus (una especie de chipo) capturados en los alrededores de Caracas y el estado Miranda, estaban positivos para Trypanosoma cruzi  (el agente causal de la enfermedad de Chagas) y 60 % tenían reactividad en antisueros humanos. Casi 41 % de los vectores que se habían alimentado con sangre humana también estaban positivos para T. Cruzi. Esto indica alto riesgo de transmisión vectorial en un área generalmente considerada como no endémica. En 2010 hasta la semana epidemiológica No 42, 10 % de los triatominos (P. geniculatus y T. maculata) capturados a nivel nacional fueron positivos a T. cruzi.
En cuanto al dengue, (el número de casos en el AMC en 2010 fue 10 veces superior a los ocurridos en 2009.
La carga creciente de violencia urbana y accidentes, (la tasa de homicidios en 2007 fue de 130 por cada 100.000 habitantes, casi tres veces más que la tasa nacional, en 2009 la tasa de homicidios superó los 233 homicidios por cada 100.000 habitantes, la más elevada en el Continente; en la adicción a drogas, el alcohol, el tabaquismo, el VIH-­‐SIDA y las enfermedades crónicas degenerativas se concentran elevados riesgos para la población del AMC.
Así mismo, el deterioro de las condiciones ambientales, la distribución y provisión continua de agua potable, la contaminación de las fuentes, depósitos y redes. La disposición de aguas residuales y las fallas en la recolección de residuos sólidos domésticos y disposición de basura, se suman a la deficiencia en el control de vectores y otras plagas. Como ejemplo la densidad de Aedes aegypti que ha alcanzado niveles muy elevados entre 10% y 15% de positividad en casas del Distrito Capital y superior a 20% en el estado Miranda. Se estima que la población de ratas en el área metropolitana ha alcanzado cifras 4 veces superior al límite tolerable.
La pobre gestión de los establecimientos de asistencia médica, está más debilitada por: el deterioro de la infraestructura, casi la totalidad de los centros de la red convencional fueron construidos hace más de 30 años, la carencia de equipos básicos y falta de mantenimiento, insuficientes insumos y medicamentos, deficiente gestión, insuficiente información y pérdida de los mecanismos de coordinación en la referencia y contra referencia de los pacientes. Todas estas deficiencias se han acentuado en los últimos 4 años aun cuando ha habido un incremento en la inversión de recursos financieros, mediante los que se emprendió la remodelación simultánea de plantas físicas e infraestructuras de los establecimientos de salud; las fallas en el cumplimiento de los cronogramas de obras, la improvisación, la corrupción, la falta de transparencia en la contratación y la ausencia de control y supervisión de las obras produjeron el colapso operativo de la gran mayoría de los servicios. En 2008 quedaron operativos menos del 50 % de los 84 quirófanos instalados y menos de 200 camas de cuidados intensivos en los hospitales públicos, cuando el estimado necesario es de 700 a 900 camas. Los problemas de infraestructura y dotación se han agravado en los últimos 3 años por la deserción de profesionales de la salud y por la escasa demanda de cargos de residentes para los postgrados clínicos. La población que acude a estos centros y el personal de salud expresan cada vez más la insatisfacción por la calidad de los servicios y las deplorables e inseguras condiciones de trabajo.
Los presupuestos de los hospitales públicos, son elaborados mediante la oferta y no por la demanda de servicios por la población, siguiendo criterios y patrones históricos. El 85 % se destina a gastos de personal, 15 % a gastos de insumos y medicamentos y poco o nada para equipamiento y mantenimiento hospitalario.
Los 17 hospitales del AMC trabajan sin coordinación entre ellos y sin coordinación con la red de 150 ambulatorios urbanos tipo I, II y III ni con la red de establecimientos del sistema paralelo BA. Estos Ambulatorios urbanos son pequeños, están en pobres condiciones físicas y su dotación y equipos de apoyo es insuficiente y no ha sido actualizada desde 1998. Los horarios de atención son limitados y no permiten la atención de las personas que deben ir a cumplir su trabajo. No proveen consultas a domicilio y organizan muy pocas actividades de educación y promoción de la salud comunitaria. Unos 250 Consultorios Populares de BA fueron abandonados hasta 2009 y requirieron trabajos para rehabilitarlos a partir de diciembre de 2009.
No se han construido nuevos hospitales generales, con excepción del Pérez de León II, en el sector público en los últimos 20 años, a pesar del aumento de la población, por lo que el número de camas hospitalarias disponibles (generales y de cuidados intensivos) es insuficiente. Para junio de 2005 el número de camas disponibles en hospitales públicos del AMC era de 3.271 lo que correspondía a una tasa de 15 camas por 10.000 habitantes, pero el número de camas operativas era de 5 por cada 10.000. (el estándar de OPS es de 40 por cada 10.000) En el caso de camas de cuidados intensivos el déficit es mayor, no alcanza a 1 por cada 10.000. Se estima un déficit de camas en hospitales públicos de 2.296 para el AMC (1.065 para el municipio Sucre 835 para Baruta, 206 para El Hatillo y Chacao 190), mientras que en el Municipio Libertador hay un exceso de 1.185 camas) La capacidad resolutiva de los ambulatorios se ha reducido tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. El personal médico y los recursos de tratamiento son limitados.
Las obras para el fortalecimiento y modernización de los hospitales del AMC, a partir de 2005 contaron con fuentes de financiamiento, pero los recursos no fueron ejecutados adecuadamente por parte del Ministerio de Salud. Este despacho incluyó en su plan operativo anual montos para afrontar la crisis de los servicios asistenciales de Caracas, pero no los ejecutó: “Por ejemplo, al proyecto de fortalecimiento de los servicios de salud de Caracas le habían asignado, en el presupuesto de 2006, 12,2 millardos de bolívares antiguos, de los cuales sólo se ejecutaron 3,3 millardos, es decir, 27%”.
La fuente de financiamiento de este proyecto provino de la Ley Especial de Endeudamiento 2006, basada en un préstamo del Banco Mundial. “De ese préstamo, el Gobierno venezolano, como consta en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Salud, renunció a continuar recibiendo un monto equivalente a 26 millardos de bolívares por incumplimiento del aporte nacional a que se comprometía en el convenio firmado”.
También en 2006, el Ejecutivo financió el proyecto Modernización de la Red Hospitalaria, que contaba con una asignación de 60 millardos de bolívares destinados a modernizar 30 hospitales públicos, entre ellos algunos de Caracas. “Y sólo ejecutó 36% de los recursos asignados”. Otro proyecto fue la modernización tecnológica de 44 hospitales, entre éstos 3 de la Alcaldía Metropolitana, (Etapa I de Barrio Adentro III) al que se le asignaron 966 millardos de bolívares y sólo se ejecutó 10%. Según las Memorias y Cuentas de 2006, 2007 y 2009 del MSDS y luego MPPS. En 2007 el 82% de lo asignado en el presupuesto ordinario del MSDS para obras en los hospitales no fue ejecutado. Además, se otorgó un Crédito Adicional 1,35 millardos para obras. En marzo de 2010 se aprobó un nuevo crédito adicional por 514 millones de bolívares para culminar obras. El monto total de estas erogaciones supera los 4.000 millones de bolívares y no se aprecian los resultados.
Se construyó a partir de 2003 una red de 543 consultorios populares, 43 Centros de Diagnóstico Integral y 2 Centros de Alta Tecnología en comunidades de bajo recursos económicos, orientadas a la Atención Primaria de Salud, y luego un conjunto de Centros de Diagnóstico Integral y Centros de Alta Tecnología, gestionados por la Misión Médica Cubana, con “cooperantes” que realizan ejercicio ilegal de la medicina, presuntamente para aumentar la cobertura ambulatoria de la asistencia médica. Todo este sistema paralelo recibe un importante flujo de recursos económicos que carece de auditorias y mecanismos de control. El sistema funciona sin integración técnico-­‐administrativa con la red de servicios del MPPS y con exclusión de médicos venezolanos. Desde 2008, se registró un importante deterioro de la infraestructura de los Consultorios Populares y deficiencias en su dotación. Así mismo, el abandono de muchos de ellos o el funcionamiento parcial de sus servicios se acentuó en 2009. En diciembre de 2009, más de 250 consultorios populares requirieron importantes obras de rehabilitación para que pudieran volver a funcionar.
Las deficiencias del sistema paralelo BA han provocado que el flujo de pacientes a los ambulatorios de la red convencional y a los hospitales continúe masivamente y las carencias de estos últimos han impulsado el desplazamiento de los pacientes hacia los hospitales y consultorios privados. La cobertura y demanda de servicios de BA en octubre de 2005 a nivel nacional fue de 17 % y a nivel del AMC fue de 65% ; en 2007 la cobertura de BA en el AMC solo alcanzó el 23% de la meta.
El porcentaje promedio de ocupación de camas hospitalarias hace 10 años era de 58%. En muchos hospitales del AMC este porcentaje fue menor, en el momento actual, este porcentaje se ha reducido y el número de camas operativas es insuficiente.
Las emergencias de los hospitales públicos y más recientemente, la de los hospitales privados, se encuentran saturadas por pacientes que prefieren acudir a ellos en vez de consultar a los servicios ambulatorios públicos que ofrecen servicios de pobre calidad y ofrecen pocas horas de servicio diarias, tanto en la red pública convencional como en la red de BA. Preocupa esta situación por la aglomeración de pacientes que acuden injustificadamente a estos centros; la atención en ellos es 5 veces más costosa que en los centros ambulatorios.
La consecuencia de todos estos factores es la persistencia de la iniquidad, de barreras en la universalidad en los cuidados de salud y la insatisfacción por la baja calidad de los servicios; las personas de menores recursos son excluidas de los servicios, porque hay barreras hacia el interior del sistema de salud, dada la ineficiencia, escasa calidad, pérdida de la operatividad y capacidad de resolución de las instituciones. El Gobierno Nacional introdujo, además, mayor iniquidad (iniquidad financiera) porque ofrece desde hace 5 años mayor cobertura de servicios (a un costo 60 veces mayor) a las personas con mayores recursos económicos (empleados públicos del gobierno central, institutos autónomos y otros gobiernos regionales y locales) que a los pobres, al contratar pólizas de HCM y maternidad que son satisfechas por el sector privado. También, la experiencia ha mostrado que los pobres hacen menos uso de los servicios ambulatorios de salud y que la demanda de atención por estos se produce solo como un último recurso hacia las emergencias de los hospitales.
Ante este complejo panorama, ¿qué podemos hacer para tener una ciudad saludable?
El Plan Estratégico Metropolitano 2020, en nuestra opinión, debe incluir entre sus propósitos: ”una ciudad saludable, que ofrezca las mejores condiciones para desarrollar la vida de sus ciudadanos, asegurando su adecuada atención en materia de salud y condiciones para su desenvolvimiento”.
Los componentes del plan de salud deben estar dirigidos a actuar sobre los principales determinantes de la salud de la población a saber: las condiciones del medio ambiente, los hábitos, patrones culturales y estilos de vida, los factores biológicos y finalmente, sobre la organización y calidad del sistema de provisión de servicios sanitarios. La resolución de muchos de estos problemas excede la competencia estricta del sistema sanitario que solo es capaz de resolver el 11 % de los problemas de salud que afectan la mortalidad. Mientras que los primeros, en conjunto determinan el 89% de la carga de enfermedades y riesgos de salud de la población.
Por esta razón, cualquier plan integral de salud debe atender los determinantes no asistenciales de la salud mediante acciones intersectoriales y multidisciplinarias. La transición sanitaria del país y de la AMC es compleja, con carga rezagada de enfermedades propias de países subdesarrollados, aun no resueltos, coexistiendo con los problemas de salud de las sociedades postindustriales.
Desde el punto de vista epidemiológico, las prioridades de un plan de salud están dirigidas a: la reducción de la mortalidad infantil y materna; a la prevención y control de enfermedades: enfermedades endémicas (VIH‐SIDA, tuberculosis, dengue); prevención y control de enfermedades prevenibles por vacunas y a la atención integral de enfermedades crónicas y catastróficas. Así como también a la reducción de la morbi‐mortalidad por accidentes y hechos violentos.
La vida de las ciudades de crecimiento rápido y mal planificadas aumenta la vulnerabilidad de la gente a varios riesgos: ambientales (contaminación química o biológica del aire, el agua, la tierra), relacionados con la seguridad (de los peatones, vehículos automotores, ocupacional), sociales (violencia, abuso de sustancias psicotrópicas y otros comportamientos peligrosos, epidemiológicos (enfermedades transmisibles y no transmisibles, relacionadas con el hacinamiento y el saneamiento inadecuado) y los desastres (terremotos, inundaciones y deslaves como ha sido en nuestro caso). La OMS celebró el 7 de abril de 2010 el día Mundial de la Salud, dedicado al lema “la urbanización y la salud”, para destacar los efectos de la urbanización sobre la salud colectiva e individual. El concepto de ciudad saludable nació en Toronto, Canadá en 1984, enfocaba la salud, más allá de los servicios de salud.
Un plan de salud para la AMC está enmarcado en las políticas sociales de desarrollo local, dirigido especialmente a grupos de edad, ciclo de vida, enfoque de género, individuos, familias y comunidades sanas y requerirá acciones de promoción y educación para la salud, prevención, recuperación y rehabilitación. Requerirá convenios de gestión intersectorial y participación de la sociedad.
La OMS ha desarrollado una lista de seis características que todos los Proyectos de Ciudades Saludables tienen en común cuya fuente es el documento: “Veinte etapas para el desarrollo de un Proyecto de Ciudad Saludable”:
1. Se basan en un compromiso por la salud.

2. Requieren decisiones políticas a favor de la salud.

3. Generan una acción intersectorial a través de la colaboración, el trabajo en
equipo y la formación de asociaciones dentro y fuera de los gobiernos municipales.

4. Subrayan el valor de la participación ciudadana.

5. Su trabajo se enmarca en un proceso de innovación.
6. El resultado de un Proyecto de Ciudad Saludable es una política pública de salud.
El compromiso del modelo de Ciudad Saludable con un enfoque holístico del problema de la salud debe ser decidido y sin vacilaciones. Gracias a que el proyecto se inscribe dentro del sistema administrativo local, las personas que trabajan en él consideran que han aumentado las posibilidades de situar los temas de salud en el primer plano del sistema de toma de decisiones a nivel político.
Será necesario para avanzar cualquier plan de salud del AMC:
1. La definición de roles y competencias del MPPS, la Vicepresidencia de la República, La Autoridad Metropolitana, la Alcaldía Mayor del Área Metropolitana, el estado Miranda y las 5 Alcaldías, (Libertador, Baruta, El Hatillo, Chacao y Sucre).
2. Un acuerdo marco de participación de las mencionadas entidades geopolíticas para desarrollar el plan de salud que contemple el diseño, gestión, operación y control de la red de cuidados de salud del AMC.
3. Los acuerdos específicos para implementar sub proyectos para el fortalecimiento y desarrollo institucional del sector salud por cada una de la unidades geopolíticas participantes y la definición de las responsabilidades de cada una de ellas en la implementación de los respectivos subproyectos, por ejemplo, la coordinación del financiamiento, la procura y los desembolsos; la supervisión de acuerdo a manuales operativos, los indicadores de desempeño y provisión de servicios que se aplicarán a la red.
4. La identificación de las fuentes de financiamiento y asignación de recursos para los bienes, obras y servicios de los respectivos proyectos.
¿Cuáles son las bases de la propuesta?
Para cumplir con el mandato constitucional el MPPS deberá asumir a nivel nacional, eficientemente, el compromiso de hacer posible el acceso al derecho a la salud para todos.
Para eso será necesario aprobar la nueva ley del sistema de salud, que deberá unificar los servicios de salud, mediante una red integrada y descentralizada de prestaciones definidas, claras competencias nacionales, estatales y municipales y alta participación ciudadana.
Deberá cumplir con los siguientes objetivos:
1. Fortalecer las intervenciones de salud pública.
2. Integrar la provisión de servicios actualmente fragmentados.
3. Integrar las diversas fuentes de financiamiento público de los cuidados de la 
salud, de modo que el organismo que financie los servicios sea diferente al 
organismo que provee los servicios.
4. Construir las política de formación y desarrollo de los recursos humanos en 
salud con estándares de calidad.
5. Regular y garantizar los productos, las tecnologías y los medicamentos.
El objetivo general del plan de salud a nivel del AMC a mediano plazo, será contribuir con la mejoría del estado de salud de la población beneficiada.
A nivel del AMC el plan deberá asumir las siguientes líneas estratégicas:
1. Apoyar el desarrollo de un sistema integrado de provisión de salud, descentralizado y sustentado en una nueva organización mancomunada, entre los diversos municipios participantes, mediante acuerdos de financiación y gestión.
2. Implementar el plan en fases que tomen en cuenta las diferencias entre las diversas zonas del AMC, las diferentes municipalidades, los déficits de infraestructuras de servicio, las diferencias en el estado de salud de la población entre las municipalidades, los niveles de descentralización y de organización de los cuidados de salud.
3. Promover y desarrollar las estructuras de participación comunitaria.
4. Elaborar los nuevos modelos de gestión y los instrumentos y procesos para 
mejorar la operación de la red de servicios de salud del AMC.
5. Aumentar la capacidad de respuesta del sistema de asistencia médica ambulatoria y de hospitalización, ajustadas a las necesidades epidemiológicas y demográficas y el crecimiento de la ciudad en los próximos 10 años.
El diseño e implementación del Plan de Salud del AMC requerirá en cada uno de los municipios participantes:
1. El enfoque epidemiológico para estimar la carga de enfermedades en las áreas pilotos seleccionadas para definir prioridades.
2. La definición de las intervenciones de salud propuestas sobre la base de análisis costo-­‐efectivos.
3. La evaluación de las redes de servicios de salud, en particular, su organización y estructura de gestión, la disponibilidad de servicios públicos y privados, la ubicación geográfica de los establecimientos, la composición del personal, la utilización de los servicios por niveles de cuidados, la población servida y otros factores.
El Plan deberá consolidar la descentralización política y administrativa del sistema de salud del AMC siguiendo los lineamientos nacionales de la política pública en salud.
Para ese fin :
1. Establecerá la red de servicios de salud para la completa provisión de los mismos.
2. Mejorará la asignación de recursos y la gestión financiera.
3. Implementará protocolos de gestión de calidad total.
4. Promoverá la modernización de los organismos e instituciones participantes, 
mediante la re ingeniería de la organización, las estructuras y procesos. Así como el desarrollo de la capacidad de gestión de los equipos de trabajo.
La población a beneficiar representa el 70 % de la población del AMC (2.221.800) y el 7,95 % de la población de Venezuela.
En Conclusión:
1. El Plan de Salud para el AMC “Caracas, una ciudad saludable” debe ser una de las líneas fundamentales del Plan Estratégico Metropolitano 2020. Para lo que reclamo: deberán restituirse las competencias de gestión de la Alcaldía Metropolitana.
2. Debe sustentarse en un compromiso de las autoridades para desarrollar una política por la salud.
3. Requerirá convenios de gestión intersectorial y
4. La participación comprometida de la sociedad y los ciudadanos.
Estoy convencido, ser como ciudadano, parte del Plan Metropolitano de Caracas 2020, es una manifestación más de la esperanza que tenemos en rescatar la democracia perdida en nuestro país.
Señores, culmino estas ideas con el poema de José Ignacio Cabrujas dedicado a Caracas, que de algún modo nos recuerda los retos que debemos superar para tener algún día una ciudad para la vida.
¨Conviene recordar a veces
Que se trata de un valle y de unas gentes
Y de un lugar de paso
Que nadie vino a quedarse demasiado
Porque todos los carteles que medían la distancia
Hablaban de exilio y mientras tanto
Que las casas se entendían en los planos
Con esa facilidad de los cuadrados
Que no hubo un ser con imaginación de triángulo
Que fue un lugar de obstinados terremotos
Que Catedral fue un por decir y no una torre
Que eran hombres de prisa
Y que cualquier constancia partió de una derrota
Conviene recordar que fue ciudad de locos
Al norte de una empresa
. Que entrar en ella era bajar de la montaña
Y que todo iba a ser mejor mañana
Que una cosa antes de ser, se parecía
Así la gente, así la música
Así esta historia
Siempre al norte, mientras tanto y por si acaso¨.


José Ignacio Cabrujas, circa 1978.



Señores, muchas gracias por su atención.

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